LA ESCUADRA
Gol de Dorado en los últimos instantes para dar la victoria al Rayo Vallecano frente al Granada. Dos tantos en ocho minutos para remontar el encuentro frente al Alcorcón. En ninguno de los dos casos se mereció la victoria. Era demasiado. El karma las devolvió todas juntas.
Maldito Karma
Dos balones al palo, 31 disparos, un penalti fallado… cuesta recordar un partido de los pupilos de Míchel donde se hayan tenido más ocasiones, y aun así los tres puntos volaron rumbo a Tarragona. Problemas defensivos a parte, es duro ver un partido en el que, en ataque, poco más se pudo hacer. Horrorosa la sensación de que todo sale mal cuando la mayoría de cosas se están haciendo bien. Por cierto, ya es hora de reconocer que hay un grave problema con los balones por alto, porque empieza a ser una constante.
Eso sí, cuántos aficionados hubiesen firmado estar a estas alturas en la posición en la que se está en la tabla clasificatoria. Muchos sin duda, por tanto es de ley reconocer las cosas que se están haciendo correctamente. El equipo tiene una identidad, sabe a lo que juega y, lo más importante, es un bloque. Juegan juntos, pierden juntos, ganan juntos, protestan juntos… Igualito que la temporada pasada.
Por eso, una vez consultado con la almohada lo ayer ocurrido, no me queda otra que ser optimista. Me gusta el equipo, me gusta su idea, me gusta el Rayo. Eso no quita que haga falta un central como el comer y un delantero centro, porque a ver quién juega en punta frente al Oviedo después de que Raúl de Tomás viera el sábado la quinta amarilla.