Marcelino visitaba el Estadio de Vallecas después de aquel episodio de hace tres temporadas en el que su Villarreal cayó derrotado ante el Sporting, lo cual significó el descenso del Rayo Vallecano a segunda división. Un hecho, que la parroquia franjirroja no olvida, tal y como quedó demostrado en la tarde de ayer.
La salida al césped del feudo rayista es característica, ya que el túnel de vestuarios se encuentra al lado de la portería y los protagonistas del partido deben recorrer medio terreno de juego para llegar hasta los banquillos. Por esta circunstancia, era evidente que el recibimiento a Marcelino iba a ser mucho más esclarecedor de lo que pudiera serlo en otro estadio.
Pues bien, el partido estaba a punto de comenzar y los jugadores ya estaban sobre el verde, e incluso Paco Jémez y sus ayudantes se encontraban ya en el banquillo. Pero quedaba por salir el técnico del Valencia, que salió el último de todos y acompañado por uno de sus ayudantes.
Desde el momento en el que salió al campo hasta su llegada al banquillo, la afición vallecana no paró de pitarle y de dedicarle algunos cánticos como “Marcelino, usurero”. Una vez comenzó el partido, ese recibimiento hostil decreció. No obstante, en la segunda parte, el entrenador asturiano protestó una jugada al árbitro en la que el propio colegiado tuvo que amonestarle verbalmente, y ahí volvieron a escucharse de nuevo gritos en su contra por parte de la hinchada de la franja.
En la rueda de prensa posterior al encuentro fue preguntado por todo ello, pero no quiso comentar absolutamente nada.