El partido que Filomena se encargó de suspender, lo ganó el Rayo disfrazado de vendaval. Y es que ya es oficial: el 2021 le ha sentado de perlas a la Franja. De momento, 4 de 4 para los de Iraola, que se llevaron los tres puntos de Anduva a base de eficacia. Paradojas de la vida: el problema del Rayo era el gol y, casualmente, la noche en la que se jugó sin delanteros fue una oda a la efectividad. La victoria hace al equipo escalar hasta la cuarta posición y le pone a 5 puntos del ascenso directo. Y ojo, porque este sábado hay un Rayo-Mallorca (16:00 horas, #Vamos). Agárrense.
Vienen curvas, pero eso no es novedad, porque este equipo circula sobre un rally constante. Y en Vallekas los cinturones están hechos a prueba de fuego. Sobre Anduva el encargado de ponerle salsa a la receta fue Iraola: 4-4-2 con Trejo y Pozo en punta. Y funcionó a las mil maravillas. Los dos jugadores se coordinaron para que cuando uno ejerciese de enganche, el otro se soltase en punta, dibujando un 4-2-3-1 variante y que volvió loco al Mirandés. Qasmi y Bebé empezaron desde el banquillo. ¿Problemas de gol? Adiós a los delanteros y solucionado.
Esa loca fórmula, sumada a un impresionante Álvaro García (dio el primero y provocó el penalti del segundo), dibujó el camino de una victoria importantísima. Y es que si hubiese un MVP, en Miranda de Ebro se lo habría llevado Alvarito. En el minuto 27 corrió toda la banda izquierda para acabar dando un pase de la muerte que Trejo sólo tuvo que empujar. Y en el minuto 35 forzó un penalti ante Vivian que Mario Suárez transformó con temple. Fueron 8 minutos mágicos del gaditano para dejar la faena encarrilada.
En la segunda parte la solución del Mirandés fue dar entrada a un conocido del Rayo: Sergio Moreno. Salió rozando la hora de juego para revolucionar el partido, pero no estuvo especialmente lúcido (sólo tuvo una, con la zurda, en el último cuarto de hora. Y la tiró fuera). La Franja acunó el partido bailando el noble arte de dejar que corriese el crono sin que pasasen grandes cosas. Y lo hizo bien, esa es la noticia.
Los locales quedaron obligados a soltar la zarpa en disparos lejanos y, ahí, Dimitrievski estuvo solvente. Sin dudas. El macedonio cuajó un partidazo y consiguió que el equipo no nadase con el agua al cuello los últimos minutos. Una actuación así bien puede valer un perdón por lo de Butarque. Los de Iraola apenas se volvieron a asomar al arco de Lizoain; tampoco hizo falta. Todo se centró en lo defensivo y, bajo ese dogma, se selló un triunfo con sabor a oro puro.
Al Rayo ahora le llega el Tourmalet: Mallorca en casa (este sábado, 16:00 horas, #Vamos) y Espanyol fuera (domingo 31 de enero, 16:00 horas, #Vamos). Dos partidos seguidos contra los dos primeros de la categoría. Una prueba de fuego a la que no se puede llegar con la moral más por las nubes. Y en mejor momento. Los de Iraola tienen ante sí la oportunidad de dar un puñetazo sobre la mesa tan fuerte que la parta en dos. La amargura de lo extradeportivo se sobrelleva mejor con lo dulce de lo deportivo. Este Rayo es un rodillo. El rodillo vallecano.
Dedicado a usted, García Concejo. Rayista y rayismo durante casi 70 años. Descanse en paz.