La música y el fútbol mantienen una estrecha relación desde tiempos antiguos. Todos los clubes tienen himnos, cánticos y arengas. Estos conocen la importancia de la musicalización durante una disputa, por ello, instalan potentes equipos de sonido y amplificadores que cubren cada rincón de sus estadios. El objetivo es retumbar con el ensordecedor sonido que palpita desde las gradas y las alegorías que los hinchas dedican al equipo de sus amores.
Por otro lado, hay canciones que son sinónimo de la fiesta del fútbol. Uno de los himnos más grandes es We Are The Champions de Queen, la que fue adoptada como tema de celebración de cualquier competición deportiva desde 1977. Su éxito trascendió fronteras y, hasta el día de hoy, es posible escucharla en el rincón más alejado del planeta.
El Rayo Vallecano también forma parte de esta fiesta. Ska-p es la popular banda española que salió al mercado con una canción que es todo un ícono en Vallecas. Como un Rayo es un éxito y estandarte del rock y del ska en todo el mundo. Aunque los fanáticos del club le han dedicado varias canciones, la primera es insuperable y todo un clásico en la ciudad.
La canción dedicada al Rayo Vallecano está a la altura de otros grandes éxitos dedicados a clubes de fútbol. Uno de los más famosos es You’ll Never Walk Alone, interpretada por Gerry & The Pacemakers. Aunque en principio fue producida para el exitoso musical de Broadway “Carousel”, su popularidad sobrepasó los límites y los aficionados de los Reds la hicieron suya. Hoy en día, es un himno del fútbol.
Por supuesto, no solo los clubes tienen cánticos. Hay jugadores de talla mundial que inspiraron a compositores y cuyos seguidores hicieron las melodías una y otra vez más famosas. Un ejemplo de ello es la banda francés Mano Negra, encabezada por el cantautor Manu Chao, la cual compuso la canción denominada Santa Maradona, que se escuchó en el Mundial Estados Unidos 1994, el último que disputó el genio del fútbol.
Respecto a los mundiales, cada competición inspiró a muchas personas a dedicarle unas letras al fútbol. Andrés Calamaro no fue ajeno a la fiebre del fútbol y compuso Estadio Azteca en honor al recinto deportivo donde Maradona se hizo inmortal y donde se proclamó campeón del mundo en 1986. Los argentinos inmortalizaron esta canción que todavía se recuerda con nostalgia.