Orgullo. Orgullo es aquella sensación que experimenta el aficionado del Rayo Vallecano en este tipo de días. Hoy más que nunca, un rayista siente que la entidad vallecana es su equipo, con el cual se siente identificado en el terreno de juego.
Y es que, no importa el resultado, cuando los futbolistas han derrochado valentía, coraje y nobleza en el césped, porque la afición franjirroja nunca dejará de lado a sus jugadores. Como bien reza una de sus míticas canciones: “Estarán en las buenas y en las malas“.
Y en este caso, a pesar de la derrota, el aficionado franjirrojo siente que ganó en el Benito Villamarín. El éxtasis vivido en Sevilla durante todo el partido llegó a su culmen con el gol de Bebé, hecho que desató la locura de la afición vallecana.
Cantar un gol ante 50.000 béticos es una sensación indescriptible. Gargantas roncas de cantar un tanto que permitió soñar a Vallecas e hizo retumbar a Sevilla entera. La franja no tiene explicación. O se siente, o no eres del Rayo Vallecano.
Orgullo de barrio, orgullo de afición. Una plantilla que ha ilusionado a Vallecas entera y que tiene el apoyo de la afición más que nunca. El aficionado vallecano hoy será más del Rayo que ayer, pero menos que mañana. Una mochila cargada de ilusión en el viaje de ida, que sigue cargada en el viaje de vuelta.
Nunca dejen de soñar rayistas. Es un verdadero placer sufrir por esta franja, que atraviesa el pecho de determinadas personas de por vida. Gracias, Rayo Vallecano. Siempre estaré a tu lado.