
Ladies and Gentlemen, yo no se cómo aguantan. No se cómo siguen viniendo semana tras semana a ver el esperpento en el que se ha convertido esta institución de 92 años de Historia. Pasan las semanas, pasan los días, …, y nada. Más de lo mismo. La vorágine des-estructural de este grotesco Rayo Vallecano parece no tener límite. Y duele. Duele mucho.
Lo del sábado ante el Sevilla Atlético no deja de ser un capítulo más en el guión, una imprecación hacia una afición rota, hundida, sin pasión, dolida. Acaba la primera vuelta del campeonato y el Rayo Vallecano coquetea con los puestos del descenso a Segunda B, y el fantasma de lo ocurrido en 2004 aflora en la Avenida de la Albufera.
Doble línea sobre el césped
Un Estadio que se cae a cachos, que está completamente abandonado, pero que se opta por cambiar el césped. Un terreno de juego cuya chapuza evidenció el adefesio que planea sobre el Rayo Vallecano. El Club quedó nuevamente en ridículo, ante los ojos de todos, ante una afición fiel pero que está muy, pero que muy quemada, mucho más que los tifos que no pueden entrar en el Estadio. La doble línea lateral junto a los banquillos, que fueron empotrados en la grada, evidenciaba otro hazmerreír. Estos fallos no pueden darse en un equipo de fútbol profesional. ¿Quién responderá ante esto?
Embarba, así no
Y luego está lo de Embarba. Joder, Adrián, ¿tú también?, ¿tú que eres canterano, que sabes lo que es Vallecas, que conoces a la afición, que has sufrido con nosotros por este Rayo Vallecano, también entras al trapo de esta manera desafiando a una afición que está ya muy, pero que muy jodida? Háblanos de Anoeta, por favor, cuéntanos qué pasó, y pide perdón por ese feo gesto del sábado. Sabes perfectamente que el rayismo no se merece semejante ademán. Puedo llegar a entender que fuera un simple calentón, que tú también estás hastiado de todo lo que está pasando en el Rayo Vallecano. Pero así, no.
De fútbol, mejor no hablamos. El equipo sigue atascado, no despliega buen fútbol y a punto estuvo de consumarse una nueva derrota. ¿Motivos para el optimismo?, déjenme unos días que me reponga del penetrante frío que pasamos el sábado.
