EDITORIAL
Sabemos que Paco Jemez es un técnico de negros o grises. O lo ‘amas’ o lo ‘odias’. Seguramente no sea el entrenador perfecto; pero lo que sí sabemos a ciencia cierta es que todos los empleado que han trabajado con él hablan maravillas tanto de su trato como de su forma de trabajo. Eso no es discutible.
Seguramente en esta segunda etapa no hayamos visto a ese Rayo valiente de otros años con Paco en el banquillo. El Jemecismo puro que enamoró a tantos. Hemos visto un Jémez más conservador, que incluso le ha llevado a perder algún punto en los minutos finales. No es excusa, pero a este Rayo le ha pasado de todo. Lo raro, a nuestro ver, es que un equipo con tantos problemas no esté luchando incluso por el descenso.
La marcha de Paco es mala para el Rayo. Como lo fue la de Míchel. Y como es cuando se va alguien que siente el barrio. Jémez quizá no haya nacido en Vallecas pero representa a mucha gente que hoy siente por la Franja. Jémez ha querido apoyar a los trabajadores en estos tiempos y Unión Rayo sabe que ha ayudado sin ‘propagarlo’ al barrio en estos últimos meses.
Paco representa a esa persona que le da por irse a vivir unos años a Vallecas y queda atrapado del barrio. Un vallecano ‘reconvertido’ ¿Cuantas personas conocemos que son del Rayo y no han nacido ni criado en Vallecas? Muchos. Y es que, a pesar de haber vivido el peor año como entrenador, Paco hubiera estado encantado de continuar en el Rayo una temporada más. Incluso ha asegurado que a él le gustaría “toda la vida”.
Paco ama Vallecas y muchos aficionados le quieren. Los valores que muestra y su humildad detrás de las cámaras son palpables. El personaje es otra historia… El cordobés no ha hecho uso de populismos. Dice lo que piensa aunque no guste. Y en este mundo se agradece. No usa amiguísimos para hacer propaganda. Y en este mundo donde ‘yo te apoyo si eres amigo’, es un ejemplo.
Jémez ya es historia, pero una historia muy importante que nadie debe borrar. Ni borrarán a Natalia, ni a Javi Fuego, ni a Míchel, ni a Alicia, ni a Sandoval… Esta directiva carece de elegancia y valores; y es incapaz de despedir como merece a quien defendió la Franja más que nadie desde el banquillo. Pero su afición siempre sabe quien es de los suyos.
Ahora toca apoyar a Iraola. Un técnico que llega a Vallecas lleno de ilusión y ganas de comerse el mundo. Toda la suerte al entrenador vasco, porque la va a necesitar en un club donde los problemas se suceden y no puedes preverlos.