DE OTRO PARTIDO
¿Por qué Luca Zidane?
No se entiende qué hace Iraola con la portería. ¿Por qué experimentar cuando Dimitrievski lo está haciendo bien? ¿Se ha pactado que Zidane debe jugar ciertos minutos? Un error del elegido, inocente, despejando el balón al centro con los puños, le dio el 1-0 temprano a un Málaga ante un equipo experto en resucitar a los rivales (el Málaga no ganaba en casa desde hacía cuatro meses). Iraola se equivocó y empezó perdiendo el partido. Si el esquema está bien y, excepto por cuestiones de fuerza mayor puede mantenerse, no hay que tocarlo. El Rayo Vallecano fue un equipo triste, sin ideas, una de las peores versiones que hemos visto durante el año.
ENVUELTO PARA REGALO
Las faltas innecesarias.
¿Por qué Catena hace tantas faltas en el área contraria? ¿Por qué se cometen faltas en sectores o en jugadas intrascendentes?
Larga P.D. ¿Por qué tantos centros mal tirados, en disputas, en saques de esquina, en libres directos? ¿Por qué el recurso vistoso en lugar del más lógico? Tacos, intentos de pases largos cuando lo mejor es un pase corto, ausencia de pausa, de levantar la cabeza, de pensar. Advíncula ya es tan velocista como campeón de faltas. La impotencia del Rayo se dejó ver. Los desaparecidos fueron nombrados, pero para que desaparezcan más. Así, no. Este no es el camino.
LO QUE SE LLEVA EL OJO
El segundo gol del Málaga.
Y nada más. El ojo se va con mucho espacio, lamentando esa falta de imágenes épicas que cosechó frente al Español. No hubo remontada ni intento de conseguirla. El Rayo fue una lágrima y, eso, el ojo lo sabe muy bien.
LA BOTELLA MEDIO LLENA.
Baja el líquido, pero no el optimismo.
Aunque se haya perdido, el Rayo sigue sexto, pero la imagen dada hoy es la de un equipo que parece estar mucho más abajo. La botella se ha vaciado bastante. Solo el entusiasmo hace que la sigamos viendo de manera optimista.
EN DEFENSA DE…
Fran García, el único que transmitió ganas.
El peor Rayo, con Iraola improvisando en los cambios, sin un planteo serio, dependió de individualidades que no aparecieron, excepto la entrega de Fran García, que hoy fue él y Trejo juntos. Nadie lo siguió, nadie lo imitó y hasta provocó una roja anecdótica que el árbitro dejó pasar. La defensa, blanda: ni Pascual ni Catena estuvieron finos, Advíncula hoy tampoco llegó al Rayo y el mediocampo -con un Valentín horrible y un Trejo y un Pozo individualistas, otros- brilló por su ausencia. La delantera fue solo un sector, un espacio sin nadie que lo ocupara. Álvaro participó para dejar claro, otra vez, que con el balón en los pies lleva la cabeza tan rígida como un jugador de futbolín, y Guerrero todavía sigue en Inglaterra. Los cambios no dieron resultados. Andrés -lamento la sinceridad y espero que me desmienta- es joven, pero en el Rayo no funciona. Hace falta una limpieza importante, la plantilla vive de nombres, no de hombres. Algunos de esos nombres y hombres no dan la talla. Error del club si no se fueron en el mercado de invierno; error de Iraola si no sabe mover las fichas que tiene. El Rayo echó de menos a Isi. Y a diez más.
La Franja volvió a caer, pero la esperanza es lo último que se pierde. Que Iraola deje de experimentar. Dimitrievski es el portero titular, y a Guerrero todavía hay que esperarlo. Mi consejo es que, cuando vuelva Isi, el punta sea Antoñín.
Gracias por la lectura y hasta la próxima crónica. ¡Aúpa, Rayo!