EL TERCER TIEMPO
El Rayo Vallecano estrenaba liderato en Gijón. Una plaza complicada, un equipo que va a estar peleando el ascenso directo. Qué difícil es ser líder, cómo se nota la presión cuando tienes la oportunidad de dar un golpe en la mesa y poner tierra de por medio en la competición.
Líder en Gijón
Gijón preparó un festival climatológico para recibir a los franjirrojos. Vientos huracanados, lluvia que caía sin cesar, nubes que decoraban un cielo gris sobre el recién nombrado El Molinón – Enrique Castro “Quini”. Llegaba la afición rayista en medio de una fuerte hostilidad, ahí estaba, como cada desplazamiento, arropando en masa a los guerreros de la franja. El choque tenía todos los alicientes para brillar.
Y así fue. El sábado en Gijón pudimos ver un partido de Primera disfrazado con un sutil paraguas de Segunda. Un estadio lleno, una afición entregada y dos equipos que no escatimaron recursos para brindar un duelo titánico, en el que solo hubo un gol. Sí, Elustondo. El vasco no estuvo a la altura del pequeño Fran Beltran, el centro del campo cojeó en el epicentro de la gestión del juego rayista, y el equipo notó la ausencia del canterano.
Trejo comenzó a dar destellos que su buen talento, debe ser pieza clave en la recta final de temporada. Bebé no quiere dejar pasar la oportunidad, Dorado y Ba cumplieron, y poco más. Ah sí, Alberto. Pese al gol, el capitán salvó a la franja repetidas ocasiones de ataque astur.
Quedan 10 finales. El Rayo Vallecano sigue dependiendo de sí mismo. El sueño del retorno al Olimpo está más cerca. Se ha perdido una ocasión inmejorable de dejar claro que este equipo es uno de los que va a estar ahí arriba, pero todavía queda mucho. El año que viene, se repetirá este Sporting-Rayo, pero en Primera División.