El Rayo Vallecano B comenzó la temporada de la mano de Ángel Dongil con un equipo lleno de ilusión y caras nuevas entre las que destacaban jugadores como Marc Echarri, Javi Rubio, Jorge, Algobia, que tenían que hacer olvidar a jugadores punteros de la anterior campaña como Adrián Carrasco, Martín Pascual o Sergio Moreno.
El objetivo primordial era, como es propio de un filial, formar futbolistas que estuvieran listos para dar el salto al primer equipo, pero también se albergaba la esperanza de caminar hacia la lucha por un posible regreso a la Segunda División B.
La temporada empezaba de una forma regular, llegando a sumar puntos muy valiosos. Según iban pasando las jornadas, el filial cogía el ritmo a la competición y sumaba una racha de cinco partidos sin perder con cuatro victorias y un empate que provocó que se despidiese de la competición a finales de año en la segunda posición de la tabla. Una gran primera vuelta en la que se demostró la valentía, el coraje y la nobleza de este grupo de jugadores. Se acariciaba el gran objetivo
Pero como un globo que va perdiendo aire, el equipo se disinfló en la segunda vuelta de forma inexplicable. “Son dinámicas“, decía el técnico, a la vez que señalaba el enorme compromiso de los jugadores. Pero no se consiguió ganar en 8 jornadas consecutivas y se pasó del segundo al noveno lugar en la tabla. El Rayo B no era capaz de ganar ni a los equipos de la parte baja de la tabla. El equipo fue perdiendo confianza y…llegó el inesperado final de la competición sin levantar cabeza.
El filial ha acabado la temporada en tierra de nadie y su entrenador, Ángel Dongil, confesó que los objetivos “se han quedado a medias porque pasamos una racha mala y nos vino el bajón”. Pero eso no hace olvidar la gran progresión que han tenido este año muchos jugadores como Marc Echarri, Javi Rubio, Arratia, Mario de Luis, Luis Aguado.
De hecho, el objetivo primordial, que es formar jugadores para el primer equipo, está más que conseguido. Hay varios futbolistas que han demostrado tener nivel para, al menos, tener una oportunidad de dar el salto.
De cara a la próxima campaña el objetivo será el mismo: armar un equipo competitivo que pueda luchar por ese ansiado ascenso a Segunda División B tratando de que la mayor cantidad posible de jugadores llamen a las puertas del primer equipo y haciendo que los aficionados rayistas disfruten de la cantera.