El Rayo confió, tuvo fe y mereció golear… pero no fue suficiente. Este año parece el de la mala suerte para los franjirrojos y frente al Betis no fue distinto. Raúl de Tomás marcó el primero, y pudieron ser muchos más. Una tuvieron los sevillanos y una aprovecharon en las botas de Tello. Empate que no sirve de mucho.
La mentalidad lo es todo en el fútbol. La calidad y la preparación física de las plantillas de LaLiga Santander son muy similares, pero el coco marca la diferencia. Y Paco Jémez sabe mucho de eso. Desde que llegó lo dejó claro: el cambio importante era el psicológico.
Los primeros minutos demostraron que algo no era igual. No sólo era el esquema (un 4-2-3-1 ahora) ni algún jugador no habitual hasta el momento, era la actitud. Los rayistas mordían. El Betis, que había salido con todo, reculaba ante la presión de los locales. Es cierto que los verdiblancos cuando se acercaban hacían daño, pero las ocasiones eran franjirrojas.
La tuvieron Álvaro García y Mario Suárez, muy claras, pero el gol lo anotó el de siempre. Raúl de Tomás. Jugadón de Bebé por banda izquierda, centro tenso y trallazo de RdT ante el que nada pudo hacer Pau López. Y lo más importante… viéndose por delante, el equipo no se acobardó ni se echó hacia atrás.
Estaba siendo un partidazo de todos. Desde Tito, que parecía 10 años más joven, a Bebé, el mejor hasta el momento. El Rayo no sufría en defensa, y arriba creaba ocasiones más que claras. De hecho, De Tomás pudo meter el segundo tras un pase magistral de Mario Suárez, pero cuando todo el Estadio gritaba gol, el cuero se marchó rozando la madera.
El encuentro estaba siendo impecable… hasta el minuto 80. El Rayo se había dejado la piel sobre el verde e iba con la reserva. Las ayudas no llegaban tan rápido como antes y, en una transición rápida comandada por Canales, el único destacado de los béticos, Tello anotó el empate con algo de fortuna tras un rebote.
Empate ante un pobre Betis que no sirve de mucho y que deja al Rayo contra las cuerdas.