EDITORIAL
El Rayo Vallecano es desde hace tiempo un circo. Pero no de barrio, sino ya un circo mundial. Desde hace tiempo se sabe que lo deportivo siempre ha ocultado las graves deficiencias de un club que no ha avanzado en los últimos años a pesar de estar entre los 42 equipos profesionales de LaLiga.
Cada semana nos enteramos de un despropósito nuevo. La afición lo ha llegado a interiorizar en los últimos años y parecía que nada podía alterar más un club inmerso en el caos. Pero el ‘Caso Advíncula‘ ha removido todo e incluso ha hecho que todo esto quede pequeño.
El Rayo vuelve a ser noticia nacional y no precisamente por su buena gestión. La imagen de Vallecas queda una vez más manchada y parece que aquí no pasa nada. Callar, otorgar y que pase la marea. Pero el ‘ciclón’ Advíncula parece que llega para quedarse.
¿Cuántos audios más hay? ¿Cuántas semanas vamos a estar así? ¿Va a aguantar el Rayo mucho tiempo más de esta manera? ¿Hasta cuándo? Esto es insostenible y los dirigentes tienen que pararlo. El Rayo es un globo hinchado a punto de explotar y alguien tiene que tomar responsabilidades. Los aficionados y los amantes de este deporte piden dimisiones.
La primera, la del presidente Raúl Martín Presa como máximo responsable de todo. Y más sabiendo que nada de lo que pasa en el club de Vallecas es sin su consentimiento. Pero es un utopía. Al menos, debería dar explicaciones de lo que está pasando.
Las filtraciones sobre David Cobeño también son dignas de dimisión, o al menos de una aclaración o alguna muestra de arrepentimiento. Mínimo una rueda de prensa. Eso sí, si logra convivir con Paco Jémez… Si no, uno de los dos tendría que marcharse. De hecho, así Cobeño tendría la oportunidad de decir todo lo que ocurre ahí dentro y su imagen cambiaría radicalmente. Seguramente la pelota esté en su tejado tras las graves acusaciones.
Y Jémez… es complicado saber cómo aguanta todo. Este año el técnico ha vivido situaciones de todo tipo. Lo último, el mercado invernal. Llegó a insinuar que no ha dimitido porque confía en sus jugadores y solamente se ha quedado por ellos. Quizá lo que piensa su director deportivo de él sí es la gota que colma el vaso y quizá el rayismo le agradecería que dimitiese por él y por todos. Pero son decisiones que deben tomar ellos por su propio honor y el del Rayo. Cada uno es responsable de sus actos.
Por respeto a la Franja los máximos responsables del club deben tomar medidas drásticas. Si no la imagen de Vallecas seguirá por los suelos un día sí y un día también ¿En serio nadie va a tomar responsabilidades ni a salir a dar la cara?