Desde Buenos Aires hasta Vallecas, el fútbol ha unido con la pasión que caracteriza a sus hinchadas, a River Plate y Rayo Vallecano. Un elemento en común que brota de sus camisetas, y que ha sido la seña de identidad de la historia de ambos conjuntos: la franja roja.
Una franja en común
Para entender la Historia del Rayo Vallecano y de sus comienzos, el lector tiene que acercarse a los precisos relatos de Juan Jiménez Mancha. Autor del libro ‘Los Orígenes del Rayo Vallecano‘, Mancha es un referente para conocer la implantación de la franja roja en la camiseta del equipo vallecano.
Esta franja no estuvo presente en sus inicios. Cuando el Rayo Vallecano comenzó su andadura allá por 1924, vestía de blanco: medias, pantalones y camiseta eran iguales. Llegó el año 1948, y tras un ascenso del Rayo, el equipo comenzó una serie de negociaciones con el Atlético de Madrid, equipo con el que se llegó a un acuerdo para la cesión de jugadores. A cambio, lo que tenía que hacer el Rayo era dejar de vestir de blanco, por aquello de la rivalidad con el Real Madrid, y tenía que poner algún distintivo rojo en su indumentaria.
Es por ello por lo que el Rayo Vallecano eligió para el comienzo de la temporada 1949 lucir una franja roja en su camiseta, tal y como hacía River Plate, un equipo que estaba muy de moda en Europa y cuya vestimenta llamaba la atención. El acuerdo era para una sola temporada, por lo que se pudo dejar de usar, aunque se decidió continuar con ello.
Ahora bien, River y Rayo coincidieron en diciembre de 1952. El conjunto argentino se encontraba en Madrid de gira, y los dirigentes de la Agrupación Deportiva El Rayo se acercaron al Hotel Ritz para mostrarles una foto de su equipación, para hacerles ver que en España había un equipo que vestía como ellos. Ahí nació la hermandad entre dos equipos vestidos por una camiseta con franja roja, y fruto de esa gratitud, la expedición de River Plate regaló una caja con camisetas para el Rayo Vallecano.
Como anécdota, cuenta que las tallas eran pequeñas y no les cabían a los jugadores del Rayo Vallecano. Tenían que ayudarse unos a otros para colocarlas y después de un par de partidos, decidieron cederlas a algún equipo de categorías inferiores.