Ni la sangre hierve. Algunos pagaron abono en contra de su voluntad para no perder su espacio,sus dos horas de evasión o victoria,de pasión por la franja. Otros compraron paquetes televisivos para no perder contacto con el equipo de sus amores. Otros lo hicimos por ambos motivos y para contarlo por aqui. También para combatir el aburrimiento de un mes de julio de vacaciones. La partida presupuestaria de los mojitos del chiringuito playero o de los cubatas de marca blanca hechos en el minúsculo apartamento o cabaña en tercera línea de playa en Gandía para ver al Rayo Vallecano por la tele y con la grada vacía. Un plan motivante ,evocador y sin fisuras.
En la playa al menos jugábamos partidillos de albero y chocolate,de camisetas y sombrillas como porterías, choques de la máxima rivalidad entre solteros y casados, con pausas de hidratación y muchos cambios como en el fútbol pandémico. Pensaba uno que esas eran las únicas similitudes entre ambos deportes pero no, Rayo y Málaga nos mostraron un sucedáneo de aquello porque Vallecas, a pesar de ser puerto de mar, no tiene playa y en ella, algunos privilegiados juegan sobre césped. Salieron los casados a la cancha marcando pectoral,recelosos y dispuestos a que a sus mujeres no se les fueran los ojos destino chavales más jóvenes, fibrosos y de buen ver. Los quince minutos iniciales de la pachanga fueron una tortura para los solteros, víctimas de la calidad canchera de los de la comunidad del anillo,con ganas de dar una lección a esos insolentes juveniles y poner las cosas en su sitio. Los miembros de Tinder, algunos más que solteros, enteros, sufrieron pero no se descompusieron y la cosa fue equilibrándose. A los locales empezó a vérseles la barriguita sobresalir sobre la zamarra y a algunos el pulso,que no el corazón, les latía a la velocidad de una sesión de cardio recién llegada de un directo de Instagram. Los “just married” lo intentaban algo más, pero es sabido que estar recién casado tras la luna de miel es estar descolocado. Es la historia de Jorge De Frutos, que no los da porque lo que vería por sentido común hasta el ciego del Lazarillo de Tormes no lo ve el DT, que fue interesante y apasionante y madurito y se ha vuelto como todos o casi todos los casados previsible, aburrido y lo peor de todo,terco. En Alcorcón se vio que JDF era un puñal por la derecha,indefendible, vertical, habilidoso. Pues volvió a jugar por la izquierda.
Podría ser la de Isi, que por la derecha se convierte en Disi y con libertad o por la izquierda es creativo, irreverente y sin pelos en la lengua.
El tiempo parecía correr en favor de los casados pero algún malacitano debió ver la pantalla y tras la pausa de hidratación la toma aérea mostró la cruda realidad. Los solteros presentaron a partir de ahí dos líneas en perfecta formación y armonía militares,con escaso espacio entre ellas. Los casados, como diría un lírico, ofrecían un dibujo asimétrico, es decir, cada uno jugando donde le sale de las entendederas, evitando la amplitud necesaria para jugar ante rivales ordenados, la segunda jugada de vez en cuando para sorprender o el disparo lejano de Jony,condenado al banquillo por ser soltero.
La segunda parte pudo ser peor. La energía de la soltería desarboló a la rutina de los que pasaron por el altar a los que más de uno hubiese enviado al juzgado,y no precisamente de paz. La pena para los visitantes fue que,dada la gran cantidad de bajas de los de la Rosaleda calidad no les sobraba y cuando salió Juampi Añor, talento puro,tuvo un día entre la devoción por Antonio Vega (“Se dejaba llevar”) y la obligación de trabajar que le dio su mister. Fue una “lucha de gigantes” que el venezolano no pudo superar.
El Rayo pudo y durante un rato mereció perder pero los solteros, sabedores de su inferioridad técnica, se conformaron con un buen empate en su currículum y dieron un sorprendente paso atrás.
Los casados pensaron “esta es la nuestra”y se lanzaron al ataque con, por fin, De Frutos, por derecha. Álvaro García lo intentó, pero cuando pierdes la confianza lo pierdes todo y protagonizó jugadas y ataques con cohetes no cósmicos sino cómicos. A él se unieron en los ejercicios de coordinación y psicomotricidad fallidos Juan Villar,Qasmi,Saveljich o Mario Suarez. Todo esto agitado en una coctelera con la desidia de Luna,Advincula o Catena, la incapacidad de Valentín, la desesperación de Isi o el agotamiento de Trejo entre renovaciones contractuales y demás vicisitudes como la continuidad de un proyecto inútil como éste o el desmantelamiento de uno siempre ilusionante y cumplidor con el del equipo femenino.
Una pena todo