Por Sergio López de Vicente
Hay cosas que nunca cambian. Y menos en el Rayo Vallecano. Los de Jémez dominaron, mandaron, perdonaron y se acabaron marchando con una sensación agridulce de Asturias. A la gris primera parte se la sumó una segunda para enmarcar que disipó dudas, pero no las liquidó. El equipo mereció ganar, otra vez, pero no lo hizo, otra vez.
Los franjirrojos iniciaron su asalto a El Molinón con las ideas claras y la confianza por las nubes. Jémez instauró una presión alta con tres jugadores veloces (Álvaro-Andrés Martín-Embarba) que pronto dio sus frutos. El Sporting estaba incómodo, no se encontraba y no atravesaba prácticamente la medular. Embarba tuvo la más clara muy pronto. Álvaro García cabeceó un centro lateral que prolongó Andrés Martín y, cuando Pozo preparaba un zarpazo con pierna derecha, vislumbró la llegada de Embarba por detrás y decidió cederle la ocasión. El extremo golpeó con todo, el cuero tocó en Borja López y, cuando Gijón ya enmudecía, Mariño sacó una mano sensacional para enviar el balón a córner. Volvía a respirar la afición local.
Poco a poco el Rayo fue desapareciendo y el Sporting se envalentonó. Más aún cuando Borja López encontró el premio. Saveljich remataba -sin querer- un balón hacia su propia portería, con la fortuna, viendo el vaso medio lleno, de que el cuero ‘sólo’ se estrelló con el larguero, el peligro parecía pasar, pero ni mucho menos. Molinero controló mal el rechace y Borja López, central y exrayista -aunque sin grandes brillos durante su etapa en Payaso Fofó- remataba de volea con la pierna izquierda para marcar por el poste derecho. Nada pudo hacer Alberto. Descanso.
Jémez debió vociferar, arengar o sermonear a sus jugadores al más puro estilo Jémez en el vestuario. Tanto, que el equipo resucitó. Andrés Martín igualaría el choque cuando tan sólo habían pasado 7 minutos. Galopada en profundidad y disparo potente por el primer palo, que, esta vez, no logró detener Mariño. Nervios en El Molinón.
Más aún cuando Nacho Méndez vería la segunda cartulina amarilla por un codazo a destiempo. Se quedaban con 10 jugadores los locales y el partido no se les podía poner más cuesta arriba. El Rayo iniciaría ahí un asedio incesable. Andrés Martín marcaría su segundo gol, pero estaba adelantado y la acción quedó invalidada por fuera de juego. Era muy claro; las normas son las normas. Ataques, ataques y ataques de los frajirrojos, pero el gol no llegaba.
El partido llegaba a su fin y el marcador seguía en tablas. Jémez pedía un poco más de intensidad, pero Tito, en esa faceta, se pasó de la raya. Patada por detrás a Álvaro Vázquez cuando este enfilaba la portería de Alberto y roja directa. Por unos momentos se revisó si había fuera de juego previo, pero no fue así. El Rayo se quedaba con uno menos. Restaban diez minutos y el descuento.
El Sporting gozaría de ocasiones, pero se toparía con un seguro Alberto, que no se complicaba y repelía lo que le llegaba. El Rayo, tocado por no haber encontrado el premio antes de la expulsión, tuvo una última en las botas de Bebé, pero sin fortuna. Reparto de puntos en Gijón. Los vallecanos siguen sin ganar y ya acumulan dos empates y dos expulsiones. Próxima cita, en Vallecas, ante el Deportivo de la Coruña.