LA CONTRACRÓNICA
Cuando vienen mal dadas y los recursos se agotan hay que acudir a remedios originales, soluciones distintas y opciones desesperadas. Sin ir más lejos hoy cambié de amuleto y me he puesto mi camiseta negra-arcoiris del Rayo Vallecano en un intento de exorcismo de penas y culpas. Recordaba el último día que la franja jugó así , que nos regaló un billete a segunda que terminó de pagar Marcelino y que Diego Llorente es internacional txuriurdin. ¿Qué podría salir mal? El vallecano visitaba al menos goleador de la liga y sentía que era imprescindible intentarlo en tamaña oportunidad. Tuve dudas cuando supe que el Leganés había derrotado al Bayern de Munich que pasó por Vallecas (Deportivo Alavés para los no iniciados) en Butarque y que el saturday podía también ser black. Se acrecentaron cuando el Eibar barrió a Solari 2021 en Ipurua. Dos rivales de nuestra zona alejándose…Estaba convencido, así que tiré para adelante.
Puesta la camisola me senté frente al televisor. Allí estaba el equipo en Mestalla, con la camiseta más fea de todos los tiempos, dispuesto a aturdir al rival al completo, camiseta, pantalón y medias. Visto el once de Michel pensé que esa sería la mayor de las sorpresas pero está claro que me equivoqué. Parecía un capítulo de Stranger Things. Una incursión de Alex Moreno nos las hizo prometer felices pero dos paradas de Dimitrievski nos devolvieron a la realidad. Tardé un rato en entender el plan. Trejo hacía de Comesaña, Imbula de Trejo, De Tomás de Amat, Alex Moreno de Embarba, Amat de Pozo , Pozo de Álvaro García, Advíncula de De Tomás …Por unos minutos parecía que podría funcionar ante un Valencia gris pero bastó un melón lanzado por Guedes al borde del área para que el balón llovido fuera convertido en un duelo a muerte por Amat contra Rodrigo, que peinó con habilidad para Santi Mina a quien con un poco más de tiempo la zaga franjirroja hubiera hecho internacional, ya que Gálvez había mutado en vieja del visillo al ralentí. Stole no quiso arriesgar cantando en la salida y esperó al mano a mano. No salió bien y nos comió el Demogorgon (1-0).
Los cambios en la segunda parte poco supusieron, y aunque los que entraron hicieron de sí mismos los fallos individuales (despiste en un córner en el 2-0) ahogan cualquier posibilidad de llegar a la orilla, y hasta, oh, vergüenza, oh dolor, nos anota Gameiro a la contra (3-0).
El Rayo está lejos de tierra firme, en mar abierto, con un tiburón acechando y nadando a perrito. Al capitán del barco se le han pinchado los chalecos salvavidas (dos postes hoy), el bote para escapar lo vendió por combustible (Stole no es suficiente) y se le agotan las ideas para achicar una embarcación con cada vez más agua en su interior donde algunos como en el Titanic siguen empeñándose en tocar el violín.
Este trabajo no está bien pagado. Contar desgracia tras desgracia afecta,una especie de silenciosa pena y resignación me aflige. No he narrado en este medio ninguna victoria del Rayo (aunque la única me trajo hasta aquí) y como sigamos así hasta yo me comeré el turrón yo antes que Michel. Como él solo puedo prometer trabajo, pero no está siendo agradable. Me queda una última bala como amuleto.Yo. Esta temporada no he visitado Vallecas por lo que me ofrezco a los jefes de Unión Rayo como tal a ver si doy suerte viendo a los nuestros. Los viernes por la tarde los armeros libran y yo en este caso también, así que a lo mejor cuela.
Si no fuera por estos ratos…