Siempre estuve tentado de, cada vez más cerca de ejercer la profesión periodística deportiva que siempre soñé, caer en la facilidad de la frase hecha o el tópico para contar los partidos del Rayo Vallecano.
Es difícil no hacerlo porque el partido de hoy fue un tópico en sí, así que desgrano unos cuantos y me quedo a gusto.
Entrenador nuevo, victoria segura.
Jugar como nunca y perder (empatar) como siempre.
Los partidos duran 90 minutos.
Hasta el rabo todo es toro.
Si perdonas lo pagas.
A perro flaco todo son pulgas.
Si aún así seguís aquí, mi agradecimiento porque solo se cumplieron los malos, aunque el Rayo hoy mereció ganar, mi hija me lo confirmó y uno solo pudo tener ese momento cínico que se esconde a los herederos y que me salió hoy. Ella me dijo que merecieron ganar y yo le salí preguntando si prefería un partido rácano con victoria o esto. Ella me contestó haciendo de su cara un emoji de Whatsapp. El de llevarse la mano a la barbilla en actitud de pensar.
Con un solo partido se ha demostrado que el equipo necesitaba un cambio y, quien sabe si, con algo más de tiempo, el equipo se hubiera salvado sin problemas (Esto último no es un tópico, es ventajismo puro y duro, espero me perdonen)
Del encuentro de hoy estaría orgullosa hasta Doña Prudencia Priego, que hoy arengó desde alguna parte a los muchachos, los mimó , los alimentó, los abroncó cuando fue necesario y los dio un aplomo, un amor propio y un carácter que no habíamos visto este año en Vallecas.
A Pozo le pidió correr como el que más y que le hiciera alguna floritura de las suyas. A Bebé le pidió que siguiera yendo a misa y que no perdiese nunca la fe. A Medrán que sacara ese líder que lleva dentro. A Álvaro que no fuera tan tímido. A De Tomás que siguiera partiéndose la cara con los defensas y no se olvide de marcar. A Álex que no se distrajera en clase. A Abdou y a Amat que fueran contundentes, a Dimi que pusiera un candado de siete llaves y a Mario y a Tito que los controlaran un poco a todos, que los chavales no olvidaran la cartera, el bocadillo, hacer sus deberes, lavarse las manos y los dientes, dar los buenos días, las buenas noches y compartir recursos cuando estos faltaban y esfuerzos cuando las energías escaseaban.
Si a Estopa en sueños se le apareció el del medio de los Chichos a Paco Jémez se le apareció Doña Prudencia, que recordó a nuestro entrenador en su regreso donde está, adonde queremos ir y como nos gusta que lo haga.
A la fundadora del Rayo la imagino como a Consuelo Ruiz, abuela del que escribe, y los jugadores del Rayo hoy sobre la cancha. Se anticipaba a los problemas, repartía cariño y generosidad entre todos sin dosificar una gota de esfuerzo, tenía una empatía y complicidad única con los que mas lo necesitábamos y sus cinco besos por cada mejilla nos daban a los nietos una ilusión y una energía suficientes para comernos el mundo.
Pues eso fue el Rayo hoy. Un montón de nietos que presionaron sin piedad, anticiparon en todas las jugadas, amedrentaron con ganas y fútbol al rival, lo dieron donde más duele como la lentitud de Mandi en el costado derecho de la zaga bética , desbordada por Bebé para regalarle a De Tomás el primer gol (1-0), anularon la creación verdiblanca gracias a un esfuerzo incansable de los medios y delanteros de la franja y no sufrieron hasta que, de tanta carrera se fatigaron y los recambios, todo hay que decirlo, estuvieron faltos de contundencia, de energía, de rabia, de mala leche y no consiguieron empujar al equipo hacia adelante para alejar al Betis de nuestra área. La buena lectura de Setién quitó filo a Bebé al cerrar su banda con Emerson más retrasado, hizo recular al Rayo con la pausa de Kaptoum y fijó a la defensa con Loren.
Nuestra estrella perdonó el segundo gol en un remate de artista y la desgracia quiso que un remate malintencionado pero accesible de Tello golpease en Tito para adentrarse casi manso en nuestra meta (1-1) y manchar su aceptable partido, nublar aún más el cielo de Vallecas y dejarnos cara de tontos aunque con la esperanza de que, presentando estas credenciales, no hay motivos para rendirse.
Dedicado a Consuelo Ruiz. La bondad y el amor por los demás hecha persona que hoy cumple 92 primaveras.