Los aniversarios que se podían conmemorar en el Estadio de “El Toralín” terminaron con una tarde inolvidable.
El 17 de septiembre de 2000 la S. D. Ponferradina inauguraba el marcador en su nuevo estadio venciendo al Langreo. Aquello de “20 años no es nada” era de Gardel, pero “febril la mirada” era de Bolo, Jon Andoni Pérez. Tres días antes de aquello (14 de septiembre de 2000), el hoy entrenador blanquiazul pasaba a convertirse en leyenda vallecana, rompiendo el Molde noruego (0-1) y dando a la franja su primera victoria continental (a Andorra solo se va a lo que va, y el Rayo a hacer récords continentales, ese 0-10 todavía está en los anales, creo). Julen Lopetegui, que también estaba allí, paraba un penalti. Andoni Iraola debutaba en 2003 y sacó su primer colmillo (con amarilla) un 27 de septiembre: ¿Quién nos iba a decir que todos se iban a convertir en buenos entrenadores? Seguro que Juan de Dios Ramos, Ernesto Valverde e incluso Marcelo Bielsa lo sabían.
Ayer supimos que el Rayo perdía a Ignacio Bordóns, sexto jugador rayista con más partidos (302) buen goleador (32) gracias entre otros a otra leyenda rayista, Manuel Peñalva, esta vez en el banco. Bordóns también hizo de las suyas un 27 de septiembre. Se celebran hoy las bodas de oro de uno de sus goles (a los que no sepáis de estas cosas 50 años del ala).
Todo esto pareció notarse en el campo. El Rayo saltó al campo compungido, triste, mohino en gris y negro. Bolo escondió el termómetro y a sus jugadores se les vio la mirada del tango. Tras el cuarto de hora de cortesía se vio que aquello sería un funeral. Unos, intensos y los otros densos, unos exprimiendo su talento y los otros sin reacción, lentos, unos alegres, juguetones y en su juego currantes y diversos y los otros dubitativos, taciturnos y adversos. Un golazo de falta de Sielva adelantó a los locales, otro de Valcarce solo y cruzado ante una defensa despistada fue el segundo, y un tercero de Paris Adot ante un equipo esperando a Godot (leed a Beckett , el dublinés escribió un absurdo notable) cerraron el partido en 45 minutos para el recuerdo y nunca para el olvido, recordemos el resto de la campaña que no hay que tirar cohetes antes de tiempo ni matar a nadie por una mala tarde.
Hay días en los que es inútil cargar contra algo o alguien. Cuando un equipo cae tan claramente como el Rayo en Ponferrada (3-0) buscar culpables no sirve de nada. Se analiza, se trabaja, se mejora y punto. Buscando el lado positivo debe ser un toque de atención para rebajar la euforia, para seguir trabajando y para pedir refuerzos, que esto es muy largo y harán falta.
Feliz aniversario, Toralín. Feliz aniversario Jon, como disfrutamos aquella tarde.