Poco. Muy poco. Media hora, más o menos. Eso es lo que duró el Rayo Vallecano dando guerra. Y lo que le salvó al principio fueron las dudas de su rival. Los franjirrojos no comparecieron en Mestalla y completaron ante el Valencia uno de los peores partidos de la temporada. Los goles los puso Santi Mina por partida doble y Gameiro. Por los rayistas, el único que estuvo a la altura fue Stole Dimitrievski.
Como dos aventureros caminando por el desierto, con cuidado de no caer en arenas movedizas y con la esperanza de encontrar un oasis. Valencia y Rayo Vallecano andaban con pies de plomo por Mestalla. Había miedo, mucho miedo. Pavor a volver a caer en una Liga que no está siendo buena ni para uno ni para otro.
A pesar de que ninguno de los dos equipos conseguía imponer su juego y el dominio no estaba claro, Dimitrievski sacó varias manos de mérito en los primeros minutos, demostrando que no es casualidad su titularidad en los dos últimos choques. Poco después, Advíncula envió al palo un remate tras un envío de Álex Moreno desde la parte izquierda del ataque del Rayo. Seguía habiendo mucho respeto, pero las oportunidades comenzaban a llegar poco a poco.
Al único al que parecía darle igual la presión era Guedes. El portugués lo tiene todo: velocidad, regate y electricidad, y frente al Rayo estaba desplegando todo su arsenal. Imparable. Y en uno de los ataques locales, Rodrigo prolongó con la testa el cuero para dejar a Santi Mina solo ante el portero, que definió como los ángeles para marcar su primer gol en Liga.
Aunque ligeramente, el Valencia estaba siendo mejor. Al descanso, los de Míchel olían a derrota y se ahogaban en un partido que, hasta el momento y como la temporada en general, parecía venirles grande. Los equipos contrarios no avasallan al Rayo, pero la inocencia de los vallecanos se ve a leguas. Y se paga.
La defensa ché había comprado asientos VIP para ver el partido. Comodidad máxima para ellos. Los franjirrojos estaban completamente desdibujados y no creaban peligro. Mucha posesión y pocas nueces.
No llegó antes de puro milagro, pero era obvio que antes o después… fue tras un saque de esquina. Santi Mina cazó un balón suelto dentro del área y destrozó la poca esperanza que le quedaba al Rayo Vallecano. El único que estaba rindiendo bien en Mestalla era Dimitrievski. El resto, desastrosos.
El tercero del Valencia cayó tras una falta muy peligrosa a favor del Rayo que lanzó Bebé de manera caricaturesca y que se transformó en un contraataque letal que finalizó Gameiro. Goleada totalmente merecida.