EDITORIAL
Vivir en un sueño o soñar viviendo. Eso es lo que debe sentir un aficionado del Rayo Vallecano en los últimos meses. El equipo en Champions, terminando la primera vuelta en Europa, invicto en Vallecas, el mejor equipo de las grandes ligas como local… No, no es 28 de diciembre todavía; aunque poco falta. Los franjirrojos viven en una ‘juerga’ permanente.
Los vallecanos están acariciando el objetivo: aguantar hasta las cinco o las seis de la mañana. La permanencia se está acariciando y no seamos hipócritas. La salvación es prácticamente un hecho. Una debacle total evitaría al Rayo lograr 2-3 triunfos en 20 partidos (Apostamos una ‘juerga’ anti descenso si eso ocurre).
Pero la gente empieza a soñar y quiere llegar al tope. Ir de after y luchar por estar con los más ‘grandes’. Europa asoma y la plantilla y la afición se ilusiona. Aunque eso es otro cantar. No cualquiera está preparado. Quizá la clave es que la plantilla se lo crea. Nada de estar rindiendo por encima de las posibilidades o la suerte. El ‘rey’ de la fiesta es quien se relaja y comienza a disfrutar sin miedo a lo que ocurra.
Precisamente este disfrute es lo que siente el aficionado del Rayo. Ya es una persona de por sí que le importa ‘poco’ el resultado; pero si encima la pelota entra y el equipo se deja todo… ‘orgasmo’ final. Desconocemos si los futbolistas también lo sienten sobre el césped. Imaginamos que hay un gran desgaste y un trabajo detrás; eso está claro. Lo que es evidente es la buena sintonía del grupo. Algo clave para disfrutar. Sin duda el hincha rayista se lo está pasando en grande con este Rayo. Ir a Vallecas es pasarlo bien.
Quizá ir a ver a este Rayo es olvidarte de la gestión del club, quizá esta plantilla ha conectado con la afición, quizá había ganas de ir al estadio y cantar tras año y medio de COVID, quizá vivimos en un momento histórico que todos no quieren perderse,… Se desconoce con exactitud, pero cada quince días Isi está deseando jugar en Vallecas y tú deseando verle.
Este verano Vallecas perdió al mítico Paulino. Parece que el alma del mítico exmiembro de la Peña Los Petas mantiene al estadio esa pasión y ese disfrute como él mismo hacía en los descansos de cada partido con AC/DC. Marca el Rayo, suena The Final Countdown… Vallecas se va de borrachera. Bailar, cantar, vivir, soñar. Vallecas es diversión y una juerga permanente.
PD: Aprovechamos este editorial para mandar ánimo a todas las personas del club afectadas por la COVID-19. Pronta recuperación y a cuidarse todos rayistas.