Llegan buenas noticias para todas las personas que estén viviendo de alquiler . Vivir de alquiler puede ser una experiencia gratificante y conveniente para muchos, ya que brinda flexibilidad y libertad sin la responsabilidad de la propiedad.
Sin embargo, a menudo van a surgir tensiones entre arrendadores e inquilinos, ya sea por cuestiones relacionadas con los pago, con el mantenimiento o con la convivencia. Muchos inquilinos se hacen la pregunta de cuáles son los límites de lo que un casero puede o no puede prohibirte hacer en tu hogar una vez lo tengas alquilado.
Según diversos estudios, aproximadamente dos de cada cinco arrendadores se han enfrentado problemas con sus arrendatarios en algún momento durante el contrato de alquiler. Esto puede deberse a diversas razones, desde retrasos en el pago de la renta hasta conflictos relacionados con el mantenimiento de la propiedad o el comportamiento de los inquilinos.
¿Qué puedes hacer estando de alquiler?
La Ley de Arrendamientos Urbanos es la normativa que regula los contratos de alquiler en España, y es importante comprenderla para saber cuáles son los derechos y responsabilidades tanto del arrendador como del arrendatario. Si bien la ley establece ciertas pautas, también permite cierta libertad para que las partes negocien los términos del contrato.
Uno de los temas más comunes en los contratos de alquiler es la tenencia de mascotas. La Ley de Arrendamientos Urbanos no prohíbe expresamente tener animales en una propiedad alquilada, pero deja esta decisión en manos del arrendador. Por lo tanto, si deseas tener mascotas en tu hogar alquilado, es fundamental obtener el consentimiento del propietario y asegurarte de que esto quede reflejado en el contrato.
En cuanto a las visitas de amigos y familiares, la ley no establece restricciones específicas sobre este tema. Siempre y cuando no se trate de un caso de subarrendamiento, es decir, que el inquilino esté alquilando parte de la propiedad a otra persona sin el consentimiento del propietario, este tiene derecho a recibir visitas en su hogar sin interferencia del arrendador.
Otro punto importante a considerar son las restricciones relacionadas con el hábito de fumar en la propiedad alquilada. Si bien el arrendador puede prohibir esta práctica, hacer cumplir esta restricción puede resultar complicado a menos que esté claramente estipulado en el contrato de arrendamiento.
En lo que respecta a las obras y modificaciones en la vivienda, el inquilino debe obtener el permiso por escrito del propietario antes de realizar cualquier cambio significativo. Sin embargo, para obras menores con un costo inferior a 150 euros, la ley permite al inquilino llevarlas a cabo sin necesidad de autorización previa.
Esto es lo que no te pueden prohibir
Si un inquilino decide pintar las paredes de la propiedad alquilada, contrario a lo que muchos podrían pensar, el inquilino tiene derecho a pintar el piso según sus preferencias, siempre y cuando al finalizar el contrato lo devuelva en las mismas condiciones en las que lo recibió. Es decir, si decides darle un toque personal a tu hogar alquilado con un cambio de color en las paredes, asegúrate de restaurarlo antes de entregar las llaves al propietario.
Por tanto, si bien los propietarios tienen ciertas libertades para establecer reglas y restricciones en los contratos de alquiler, es importante recordar que existen límites legales que protegen los derechos de los inquilinos. Antes de firmar un contrato de arrendamiento, es fundamental leerlo detenidamente y, si es necesario, buscar asesoramiento legal para garantizar que se respeten tus derechos como inquilino. La clave para una convivencia armoniosa entre arrendador e inquilino está en la claridad y el respeto mutuo de los términos del contrato y de las leyes vigentes.