A lo largo de esta temporada, los comentarios en referencia al aspecto defensivo del Rayo Vallecano han sido constantes. Alberto ha sido uno de esos jugadores que fueron puestos en entredicho y que no llegaban a convencer a la afición franjirroja. Pero en los últimos encuentros la situación ha cambiado y las dudas en torno a la zaga rayista se han disipado por completo.
Parada salvadora
El primer tiempo ante el Sevilla Atlético fue trabado. Los de Míchel no conseguían elaborar con fluidez y las ocasiones brillaban por su ausencia. El filial hispalense apenas amenazaba la portería de Alberto en una primera parte tranquila y plácida para el guardameta rayista.
En cambio, en la segunda parte, el arquero catalán tuvo que emplearse más a fondo. El encuentro estaba totalmente abierto y un gol de uno u otro lado se preveía fundamental y Alberto no defraudó. En los primeros minutos, el Sevilla Atlético dispuso de su ocasión más clara del partido. Marc Gual fue quién disfrutó de dicha ocasión. Se encontró con un balón propicio en el flanco izquierdo y efectuó un gran lanzamiento, pero éste fue repelido por el meta de Vallecas con un gran acrobacia. Parada absolutamente crucial que sirvió para evitar que los andaluces se pusieran por delante en el marcador. Sin esta intervención de Alberto, probablemente el transcurso del partido hubiera sido muy distinto.
Solidez defensiva
Después del encuentro frente al Oviedo (2-2), la defensa franjirroja recibió numerosas críticas por la endeblez y la falta de contundencia. Ese partido supuso un punto de inflexión, porque en los siguientes choques se ha visto un equipo eficiente en la zona de atrás. Tan solo dos goles recibidos en cuatro partidos. Y mucha de la responsabilidad de esta buena dinámica la tiene Alberto. En los últimos partidos ha conseguido despejar las dudas sobre él a base de grandes actuaciones.
