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Álex Cano, el heredero del gol

No es fácil tomar el testigo de Sergio Benito y Sergio Moreno como goleadores. Los dos Sergios se hincharon a marcar en las dos últimas temporadas y su sombra es alargada, pero Álex Cano va por el buen camino. En un equipo como el Rayo Vallecano Juvenil A donde hay muchas piezas nuevas, a él no le está costando encajar. De cabeza, en velocidad y sobre todo gol. Mucho gol. Y es que el 9 de Ángel Dongil ve puerta con mucha facilidad.

Frente al Leganés, el pasado domingo, marcó un hat-trick que dio la victoria a los suyos para seguir arriba en la pelea con el Atlético de Madrid y el Real Madrid. Ahora es un rayista más, pero su historia comenzó un poco más lejos, en la sierra.

Todo empezó en el equipo de su pueblo, El Escorial, alternando fútbol sala y fútbol 7. Después, realizó las pruebas del Rayo Majadahonda, donde se quedó en alevines para comenzar a demostrar que lo suyo era celebrar tantos. 32 y 38 los dos primeros años. Más tarde le llamó el Madrid, donde permaneció un año, en Infantil B.

Volvió al Majadahonda en Infantil A, donde volvió a marcar más de 30 goles. Después, previo paso por Pozuelo, recaló en el Rayo. En el Juvenil C vivió algunos de sus peores momentos. No conseguía adaptarse y sufría al no encontrar lo que le pedía el míster. La cantera franjirroja siempre ha tenido una idiosincrasia especial y para la mayoría de jugadores es difícil llegar y besar el santo.

Cano tardó… pero cogió los conceptos. En el Juvenil B, con Toni Paredes, jugó todo y se consolidó. Este año, con Ángel Dongil en el Juvenil A, está contando con mucha confianza y él está respondiendo a base de goles. Además, ya ha debutado con el primer equipo en el partido amistoso frente al Grasshoppers.

De ariete a guardameta

Ocurrió en su etapa en el Rayo Majadahonda. Álex Cano se jugaba el pichichi, pero tuvo que ponerse de portero porque, simplemente, no había. Por circunstancias personales, tanto el primer portero como el suplente no pudieron jugar aquel partido, y tuvo que ponerse el máximo goleador del equipo.

Eso sí, hubo un penalti, y no dudó en tirarlo. Allá que fue para anotar el primero en su cuenta. Ya en la segunda parte, otro compañero se puso bajo los palos y acabó marcando otros dos. Hat-trick y para casa.

 

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