Lo de estos tipos es una locura.
En un mundo en el que la liga de Fútbol es patrocinada por un banco, el mundial se celebrará en un lugar donde los obreros son muertos a malenterrar y las mujeres menos que eso y en una ciudad en la que barrios humildes y dignos como San Fermín se llenan una vez al año de Cayetanos de orgullo rojigüaldo y fiscalidad foránea se prolongará, un año más, una rara avis. Nuestra rara avis.
En un lugar donde su dirigencia gestiona a la contra y se sienta en su palco gente que cada cuatro años rechaza el pueblo con su soberano voto desde que ese campo es campo se ha repetido,una vez más,el milagro.
Se hicieron las cosas tan mal que mientras el rival, meritorio club de ciudad dormitorio crecía hasta permitirse el lujo de superarnos por la derecha y llevarse jugadores como Pachón, veíamos por la tele al Geta competir en Munich o Amsterdam.
Hoy sin embargo el Rayo Vallecano visitó Getafe con los deberes hechos, con una aplastante y ensordecedora minoría en la grada y con un sector local que, como en todas las familias ocurre envidia la algarabía del pobre visitante mientras enseña las llaves del Audi y fotos de su adosado al tiempo que oculta el bocata de Mortadela.
En el campo se notó. La necesidad en los locales era mayor, pues a pesar del gran trabajo de Quique los azulones no han podido sellar aún su permanencia.
Pareció que el Getafe se comería al Rayo pero nada que ver. En el Coliseo los gladiadores que recuperaron una intensidad bordalista salieron a por todas y la franja aguantó el chaparrón despacito y buena letra hasta agarrar el balón.
No fue fácil porque cada centímetro de duda era una patada,un empujón o un codazo de los Suárez u Olivera acompañados por un Enes Unal que solo Dios sabe cómo no fue expulsado antes del descanso y un David Soria que lesionó a Isi en una acción fea . Solo el orsai salvó a los de Quique de la pena máxima.
El Getafe estaba tenso y el Rayo tranquilo.
En la segunda parte el Geta estuvo tenso y el Rayo disfrutón hasta parecer por momentos a la franja que asombró a Europa.
Varias llegadas con pase de la muerte y el pelotazo al larguero de Bebé pudieron sellar la victoria pero los locales quisieron hacer de la necesidad virtud y apretaron de lo lindo. Los de Quique, viendo un partido en el que el Rayo vio más tarjetas que el Getafe a pesar de hacer menos faltas tuvieron la moral de pedir penalti de Balliu tras el codazo de Unal a Mario y el piscinazo de Aleñá.
La mano de Unal intentó gobernar el mundo pero el cupo de goles de handball estaba cubierto con la múltiple zamorana de Juanmi en Heliópolis.
Piano, piano, el Rayo salió sin apenas rasguños del Alfonso Pérez, sacó el puntito que hacía falta al igual que contra la Real y completará la trilogía revival del Anoetazo contra el Villarreal, a quien Falcao y un tal Tamudo le mandaron a segunda y se cobró venganza a manos del astur Marcelino en aquella jornada de vergüenza e infamia que pilló a quien escribe estás lineas llorando y quemando tarjeta en un centro comercial de Getafe.
Tras el verano llegará, sí, la vigésima temporada del Rayo en primera a escasos dos años del centenario.
En cualquier club normal eso supondría un espaldarazo, una inversión mayor en jugadores, servicios e instalaciones, marketing, y la consiguiente renovación de Andoni Iraola, en definitiva, un esfuerzo para llegar en primera a 2024. En éste no, así que celebremos lo de hoy como si fuera la última vez. Veinte años en primera son muchos años.
Enhorabuena, Rayo. Te queremos mucho.