Lucro cesante: Daño de carácter patrimonial. Consiste en la ganancia dejada de obtener como consecuencia del hecho, ya sea un incumplimiento contractual, un ilícito o daño causado por alguien sobre los bienes o sobre el patrimonio de otro. Supone por tanto una ganancia frustrada, esto es, el daño ocasionado se traduce en la ganancia que se ha dejado de obtener en el patrimonio del dañado. (Fuente: Lagares Abogados).
Si hablamos de fútbol en el contexto del periodismo deportivo de las grandes capitales españolas podemos estar seguros de haber leído alguna vez aquello del “puente aéreo”, la idea de que cuando al gigante madrileño le va bien, al trasatlántico barcelonés le va mal.
Entre Bournemouth y Madrid, que sepamos, aún no se baraja la idea de un corredor aéreo que comunique varias veces al día ambas ciudades, pero cada vez nos queda clara la relación entre la mejora y el crecimiento de los rojinegros “cherries” y la decadencia de los “franjirrojos”.
Iraola y Francisco. Rodríguez y Andoni. Ya se ha contado aquí que si el de Usurbil no hubiera derrotado al almeriense en Girona ,uno y otro no estarían ahora donde están. Tampoco si Unai López hubiese desahuciado al Elche y preparado las maletas de Francisco.
El destino es tan caprichoso que Francisco salió en su momento de Girona y allí terminó llegando Michel para convertir a ese equipo en una máquina de ganar.
El caso es que a Iraola le costó hacer camino en Inglaterra. Sus inicios fueron difíciles (como lo fueron en Vallecas) pero ha conseguido con trabajo y brillantez enderezar al rumbo. Andoni se vio en Sevilla pero perdió antes de sentarse su silla. Lo superó, se adaptó y su equipo va subiendo como la espuma.
Francisco lleva el camino contrario. Quien sabe si son los vasos comunicantes, pero el inicio sin brillantez pero con resultados auguró durante un tiempo la sorpresa que nadie esperaba, un Rayo Vallecano competitivo, rocoso y difícil de ganar, capaz de sacar un punto del Bernabéu, de empatar al Barça y de conseguir llegar al centenario con una temporada cómoda en primera división.
No ocurrirá. Lo pudimos ver la tarde del martes en Vallecas ante el Valencia en la que “la nada cotidiana” como diría Zoé Valdés comenzó a convertirse en drama.
Algunos como digo lo quieren llamar “vasos comunicantes”. Otros hablan del final de la inercia de AI. En la anterior jornada este plumilla hizo un bien intencionado “no estamos tan mal” al estilo Joan Laporta. De verdad pensaba que el partido ante Osasuna había sido un tropiezo desgraciado, pero no hay nada como ver al equipo en la cancha para poder las cosas que las cámaras no muestran.
Tras una docena de párrafos me veo obligado a informar que en el choque de los equipos dirigidos por los reyes del lucro cesante, Peter Lim y Raúl Martín Presa, el equipo dirigido por Rubén Baraja venció por un gol a cero con tanto de Sergi Canós.
No se puede decir que el resultado sea injusto ya que los naranjas embocaron un gol y los rayistas no, pero fue un partido para exigir daños y perjuicios y exigir, de nuevo, lucro cesante.
Explicar el desempeño del entrenador franjirrojo sin resultar duro resultará ser una tarea compleja, pero lo vamos a intentar.
Los códigos
Cualquier seguidor del deporte rey sabe que en el fútbol, como en tantas cosas hay códigos. El plantel dispuesto en la cancha por Francisco podría ser definido por un optimista como fruto de las ya famosas “rotaciones”, pero nunca en 48 años años de vida vi que un técnico cambia de un partido a otro a los dos laterales al mismo tiempo sin lesión o sanción de por medio.
Otra norma tallada en piedra es que cuando las cosas pintan mal el “marrón” se lo comen los “tótem” del equipo. Francisco sentó a Oscar Valentín y a Álvaro García (quiero entender que por problemas físicos), dio galones a un inseguro Pathé Ciss y oportunidad a Jorge de Frutos.
En un día de runrún prefirió ante la ausencia de Trejo la calidad insegura de Camello al derroche físico y la llegada de Kike o Nteka, pero eso son decisiones, no hay más.
El partido
Las caras y el lenguaje corporal son espejos del alma. Los jugadores rayistas han pasado en meses de ser en algunos casos audaces y atrevidos peloteros entregados a una idea a personal de oficina de 8 a 3. En el caso de los jugones, su perplejidad y melancolía ante lo que ven a diario ,que es el intento de ser convertidos en operarios por su técnico les lleva a la desconfianza, la inseguridad y la parálisis. En el choque ante el Valencia y en la primera parte, solo Lejeune probó a disparar desde el borde del área. Isi tuvo la gran ocasión, pero la frescura que faltó al de Cieza le sobró a Mamardashvili que salió rapidísimo y tapó el espacio al 7.
La desidia
La segundad mitad nos llevaba a un inamovible empate a cero entre dos equipos en los que la mediocridad y el miedo se imponían al deseo pero entró en juego la desidia. En una jugada no especialmente peligrosa los zagueros rayistas jugaron al “ve tú a por el balón que a mí me da la risa” , la pelota llegó a Canós, que más solo que la una se vio empujado a marcar.
Los cambios
Sin ideas, Francisco hace sustituciones “para ver qué pasa”, intentos de agitar el árbol que a veces terminan con el sonido afinado de la flauta. No ocurre a menudo. Incluyó a Kike para dar frescura y su primera acción acabó con tarjeta amarilla (también es mala suerte), Metió a Nteka que no aportó. Falcao ya se sabe lo que puede aportar. Álvaro tuvo que saltar y lo intentó y el guirigay táctico del técnico local acabó con Bebé en la derecha donde es perfectamente inútil sin ángulo de disparo.
El antifútbol
Solo nos quejamos cuando nos afecta a nosotros, pero la actuación de los jugadores visitantes con la aquiescencia del árbitro redujo al máximo las limitadas opciones de empate del Rayo. Las perdidas de tiempo de los visitantes fueron consentidas y promovidas involuntariamente por el trencilla que convirtió la expulsión tras revisión de Correia en un regalo caído del cielo para los vencedores. El alargue tras la revisión no fue tal sino una sorprendente reducción del tiempo de descuento.
La autoridad
Un entrenador como es debido no hubiese permitido lo ocurrido en la penúltima oportunidad de empate para el Rayo. Un libre directo para la franja pegado a la línea del área en el costado era la opción perfecta para dos francotiradores como Bebé o Lejeune. Sin espacio para la comba o la rosca la jugada exigía probar fortuna con un misil. Nadie, ni jugadores ni entrenador intentaron convencer a Raúl de Tomás de que era inviable lanzar por encima de la barrera. No sé si se trató de dar confianza al punta o no tener que aguantar su ego, pero este tipo de decisiones convierten a una escuadra en “los hombres de Paco”.
La gestión de club y banquillo es de lucro cesante en versión continua. Siempre nos quedaran los valores de ese grupo de irreprimibles hinchas del fondo que siempre están donde tienen que estar, cuando tienen que estar ,expresando y transmitiendo los principios y “mandamientos” del ideario vallecano, valentía, coraje y nobleza, así como la hermandad y la solidaridad con los demás.
Ellos son así no solo en estas fechas sino en todas las fechas.
Ojalá se nos pegue algo.
Felices fiestas, amigos rayistas, y feliz 2024, año del centenario.