Boca que arrastra mi boca,
boca que me has arrastrado,
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos (Miguel Hernández).
El Rayo Vallecano empató con el Real Madrid en Vallecas y la emoción, el orgullo, el interés y la pasión regresaron a la cancha.
La prudencia, además de bautizar a la fundadora de la franja es buena consejera y marca la necesidad de pinchar el globo de la euforia pero como dicen ahora en ese partido “se vieron cositas”.
Iñigo Pérez, flamante nuevo técnico del Rayo era zurdo, tenía clase y esfuerzo en su época de jugador. Fuera del campo es amante de la poesía y cuentan que una persona cercana. Bastaron algo menos de dos horas para que todo eso se viera en el verde.
En menos de dos minutos de partido se pudo escuchar un clic en la cabeza de los jugadores, deseosos de ilusionarse, de ser osados y de pasarlo bien. Raúl de Tomás tuvo la ocasión de marcar pero también la duda que lo persigue y lo que para Descartes era bueno para un delantero en fútbol es un cero menos a la derecha en su cuenta bancaria y una decena menos de puntos para su equipo.
Los vecinos ricos están en lo alto de la clasificación por algo y convirtieron la ocasión perdida del rival en contra y gol. Fútbol.
Durante unos minutos ese gol marcó el partido. Confianza para los visitantes y de nuevo la pesadumbre para los locales.
Quiso el destino que el líder natural de los hijos del caballo blanco, Óscar Trejo, estrellara la pelota en la mano mal ubicada de Camavinga. Mano y penalti.
La amistad y la empatía están para los momentos en que la confianza está bajo mínimos. Así lo debió entender Isaac Palazón Camacho que, en proceso aún de recuperación cedió la ocasión a RDT que necesitaba el gol como el comer. Raúl no falló e igualó el partido.
La alegría corrió como la pólvora y muchos se acordaron del lema “runner” del atleta Chema Martínez. “No pienses, corre”.
Martínez se proclamó en verano de 2002 campeón de Europa de 10000 metros en casa del favorito, Dieter Baumann. El alemán era un superclase del fondo con aura y modales de superestrella y su medalla de oro estaba grabada antes del disparo de salida, pero Chema atacó de lejos y supo sufrir la embestida del corredor local alentado por su público.
El Rayo, empujado por su gente siguió la consigna, se tomó un descanso y a la salida de este volvió a correr, siempre hacia adelante. Álvaro García le comió la tostada a Tchoameni, le robó la pelota y estuvo a punto de adelantar a los de Iñigo Pérez.
Luego llegó intento del líder de someter, la resistencia vallecana, la lesión de Isi, la parada de Dimi, mil y una acciones y el cambio de IP, que cuando el Rayo empezó a sufrir puso juntos en la cancha a Camello y Falcao. Esa declaración de intenciones empujó a sus jugadores veinte metros hacia adelante y terminó haciendo que buscaran sin éxito la victoria.
Por medio hubo de todo, desde un árbitro que cortó una contra franjirroja en el primer acto porque se había cumplido el tiempo y no tuvo miramientos al final del partido para dar margen al líder hasta un idiota que mostró una estupidez y racismo solo suyos para insultar a Vinicius Jr. y que no debería volver a pisar un estadio de fútbol y un Carvajal que volvió a las andadas.
Mientras tanto, un grupo de jugadores quien sabe si extramotivados por la llegada de un nuevo técnico al que conocen y admiran dio una alegría a su gente y un hilo de esperanza mostrando orgullo, coraje y nobleza. Todo un puntazo.