Creo que todos contestarían igual.
La pregunta sería (y seria también) ¿prefieres ser cola de león o cabeza de ratón?
Los jugadores del Rayo Vallecano contestarían que cola de león, estoy seguro. El más débil entre los fuertes, el más querido de los de abajo, al que la gente aprecia sin descanso, consiente la derrota y aplaude su esfuerzo, consciente de que en la vida, como en la de los barrios, lo normal es perder y lo excepcional ganar.
Pueden decirle esto a los del Almería, que obtuvieron su segunda victoria de la temporada en Vallecas ante el Rayo, que serán pronto cabeza de ratón, el mejor de los malos. A ellos, que cumplieron con su obligación les queda el consuelo de que su portero, Luis Maximiano, demostró que pudo ser peor y que merece un contrato en un equipo de los de los puestos de honor de una de las grandes ligas.
El Rayo perdió 0-1 ante el último y aquí el único que ahora mismo podría ser cabeza de ratón sería Menotti, reencarnado en Firmin, la rata a la que Sam Savage le concedió el regalo de convertir todo el papel que comiera de una librería en ruinas en conocimiento literario. Una rata literata, casi nada al aparato.
Tu afición te apoya hasta hacerte salir a la calle antes de empezar el partido. Te basta una victoria ante el último en casa para certificar la permanencia en una temporada floja. El campo está mojado y favorece a tus tiradores como a Lejeune que buscará el gol. Álvaro García vuelve a ser el pícaro roba balones que supera rivales y asusta a porteros. Falcao está en la cancha y las toca todas. ¿Todo a favor?.
No. Mediada la primera parte Pep Chavarría hace un saque lateral con prisas algo mas atrás del centro de la cancha. No lo lanza hacía adelante ni hacía atrás y al costado como es lo habitual. Lo dirige hacia el centro del campo, en concreto al espacio entre la espalda del medio centro y el defensa central que no esperan la pelota. Embarba recibe el esférico y se lo da a Lozano que más solo que la una anota el gol superando a DImitrievski en su salida (0-1).
El fútbol lo juegan seres humanos. Es lo único que se me ocurre para explicar el error de Pep. Cualquier otra consideración supondría sospechar de un jugador que solo demostró nobleza en la cancha.
Radamel Falcao quiso aprovechar su oportunidad. Giro, media vuelta y disparo. Maximiano.
Mumin lanzó un zurdazo potentísimo pegado al palo. Maximiano.
Falcao manda un ladrillo desde el borde del área. Maximiano.
Dejada de RDT (sustituto de Falcao) para Oscar Valentín. Disparo ajustado del capitán. Maximiano.
Bebé lanza con bote cerca del poste. Maximiamo.
Bebé lanza un córner, toca Lejeune y RDT dispara a bocajarro casi en boca de gol. Maximiano.
Crespo mete un balón interior y la pared entre Trejo y De Tomás acaba con un disparo desde el punto de penalti. Maximiano.
Última jugada del partido. Falta al borde de la zona de castigo para Bebé. El caboverdiano no arriesga, golpea fuerte y por abajo a puerta. La pelota roza en un zaguero, se desvía hasta alcanzar ¿la meta del Almería? No, allí está Maximiano para evitarlo.
La lluvia trajo malas noticias. Partido malo, peor resultado y una conclusión. A pesar de algunos tipos de traje y corbata la pelota en Vallecas por un rato fue del barrio, de su gente. El resto del tiempo fue de Maximiano, que demostró que lo mejor del fútbol es lo extraordinario del ser humano.