“La vida es como una novela, sólo que tiene un final inesperado”. (Amelie Nothomb).
Hace unos días, reunidos en la mesa de casa, humeaban varios platos de lentejas con aroma a chorizo de Cantimpalos. En el centro se situaba como nucleo irradiador una fuente repleta de gigantescas rodajas de tomate con trocitos casi imperceptibles de ajo picado. El aceite, el vinagre y un toque de sal redondeaban una modesta pero suculenta ensalada. Un silencio de los de buscar la saciedad inundaba todo y yo solo pensaba en mojar el aliño. Sin levantar la vista, mi hijo mediano nos dijo con tono funcionarial que había visto su primer muerto. Se hizo un silencio aun mayor y el chaval, empujado por la falta de sonido nos quiso contar lo que hace un aprendiz de enfermero con el cuerpo de un fallecido altruista con la ciencia. No lo consiguió gracias al prejuicio de su madre ante ciertas conversaciones en determinadas situaciones.
Tras noventa y nueve años de historia y un montón de pelos en la gatera el Rayo Vallecano ya tiene su primer muerto oficial. Xavi Hernández, manija de la mejor España,eje del nuevo Barça de las palancas, se pone “blanco ” cada vez que ve a la franja. Si le pinchas no le sale sangre.
Al Rayo, obvió, no le importó. El equipo de Francisco puso la pureza del blanco y el rojo de la sangre para acariciar por momentos una victoria que terminó en empate, uno de tantos obtenidos de mil y una facturas para un equipo que sabe lo hace y que cobra casi siempre al menos un punto por pieza. El sábado la caza mayor fue el Barça, el depredador Unai López y la víctima Iñaki Peña, bienvenido a primera división.
Un tifo impresionante y un equipo que compite, fue lo segundo que pensaron cancerbero y técnico visitante. Lo primero que pasó por sus cabezas es si ese gol los jubilaría como lo hizo el tanto de Falcao con Piqué. Francisco recordó como Unai lo mandó con parecidas artes al paro.
La hinchada vallecana fantaseó con la victoria y el técnico azulgrana puso en cancha a su alterego en el campo no por posición ni por talento sino por actitud, el muerto en vida Joao Felix, carente de humildad y sobre todo de autocritica.
El equipo visitante empujó por necesidad y el local y grada contuvieron el aliento mientras pudieron, pero un buen centro de Balde fue enviado a la propia red por Lejeune que intento en balde (perdón) de evitar el gol de Lewandovski.
Luego vinieron las quejas que si por un penalti, que si los de casa pierden tiempo, que si nos nos dejan jugar a la pelota, excusas de quién no consiguió evitar que el partido llegara a eso y lleva cinco partidos sin ganar al Rayo Vallecano siendo un transatlántico patrocinado por Spotify (que les hagan una mejor lista de reproducción, proclamo).
Por parte del Santa Inés faltaron clavos en el ataúd. Los llevaba Álvaro García pero no los podía usar. Xavi Hernández y sus sueños de liga hubiesen quedado muertos y enterrados, pero el “muerto” está aún vivo.
El Rayo, suma y sigue. Un puntito es un puntazo. Regular en casa, bien fuera y el sábado partido como una catedral para estrenar el último mes del año. A Dios rogando y con el mazo dando. A las armas,pues. ¡Aúpa!