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El Pase Corto: Rayo 0-1 Almería

 DE OTRO PARTIDO

La entrega frustrante.

El Rayo no vive de sus aciertos y los rivales viven de los errores que comete. De todo tipo, pero los paréntesis van desde la expulsión de Advíncula hasta la falta de intensidad en la marca de Comesaña en esa última jugada del partido. Ni salta, ni mira el balón. Tanta entrega durante largos minutos con uno menos, yendo y viniendo del orden al desorden, para perder de manera inverosímil. Justo premio para un Almería que, sin ser mucho, fue más.

ENVUELTO PARA REGALO

A balón parado, un coladero.

Hubo muchos cortes y rechaces -algunos descomunales, como el de Catena y como el de Velázquez antes del gol-, pero faltó claridad y, una vez más, rigor en las marcas por arriba. ¿Se entrena esto? Parece que no, o se entrena mal. El gol ha sido absurdo: saltan tres del Rayo por delante, el más alto no va con el más alto de ellos y Comesaña no hace nada, se da la vuelta y está detrás del que cabecea. Error de alevines. Sufriendo así en defensa, también sufriremos en la tabla. Y no pongamos de excusa nada: ni el posible penalti no pitado a Qasmi, ni el saque de esquina del gol, fuera del tiempo de descuento. A este partido había que ganarlo hasta con el árbitro en contra.

LO QUE SE LLEVA EL OJO

Trejo, su manejo de los tiempos.

El mediocampo estuvo perdido y fue zona libre del Almería durante todo el primer tiempo. Después de la expulsión de Advíncula, inexplicablemente el encuentro se igualó, y con 10 contra 10 estuvo para cualquiera. En medio del caos, con un Isi otra vez confuso, Trejo se movió por todos lados, pidió el balón, ganó faltas y fue el reloj que le marcó al Rayo los tiempos del juego. Cuando se retiró ya el partido ya fue un “juguemos a lo que salga”. Y salió mal.

LA BOTELLA MEDIO LLENA.

Cuesta verla así hoy, pero nos esforzamos.

El empate era lo justo, y el triunfo hubiera sido agradecido, pero casi tan injusto como lo fue la derrota.

Lo rescatable ha sido la entrega del equipo con 10. El Rayo corrió, los delanteros defendieron, las defensores atacaron y el equipo se dejó el alma para, al final, condenarse. Se vienen horas de fútbol muy difíciles y hay que estar a la altura. Sobre todo, en los balones por arriba. La botella nos transmite que el Rayo lo estará.

EN DEFENSA DE…

Dimitrievski y las bandas.

 En otro día en que Advíncula hizo una de las suyas, digo algo que puede ser discutible, pero estoy de acuerdo conmigo: prefiero a Mario Hernández que al peruano. Es más inteligente, marca mejor y con el balón tiene más peligro. Hoy, como aquel penalti que le impidió al Rayo jugar el playoff de ascenso, Advíncula cometió un error que fue el principio del fin. Fran García estuvo más insistente que acertado: muchos tiros al muñeco, pero cuando le dejan espacios los sabe aprovechar y que tenga continuidad es algo positivo. Hará grandes cosas, ya es dueño de esa banda. San Dimi había salvado algunas clarísimas y en el gol otra vez quedó vendido por una defensa contemplativa y, al contrario de lo que había hecho el equipo hasta ese momento, poco solidaria.

Primera derrota en casa, pero eso no es lo peor. El Rayo deja la sensación de que ya puede perder contra cualquier rival. El Rayo que juega fuera se está imponiendo al de Vallecas, y eso es una mala noticia. A ver si Iraola ajusta algunas evidencias claras, como las marcas en los malditos balones parados y el no abusar del pelotazo. Es la manera de empezar a encontrar el camino.

Saludos y hasta la semana que viene.

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