DE OTRO PARTIDO
Algo para rescatar, mucho para repensar.
Lo mejor del partido ha sido que terminó en empate y no en derrota. La sensación, que se jugó fuera de casa y punto agradecido. El equipo luchó más contra sí mismo que contra el rival. En un choque lleno de errores y anestésico, con un mediocampo rayista aburrido, lo destacable fue el 1-0 de Bebé. Golazo de otro partido que se lleva el ojo rabioso y tristón.
EL REMAKE
Bucle de horrores.
Hoy, en la tienda de fotocopias, se vendió la estrategia de salir de atrás regalando balones a un Alcorcón fantasma; y es que jugando así, un equipo de aparecidos puede empatarle o ganarle al Rayo en casa. Otras fotocopias vendidas: los de Jémez muy en su campo, sin nueve de referencia y con las bandas tibias, superficiales, nunca profundas. Nada nuevo bajo los focos o bajo el sol, porque estas obviedades se repiten también cuando el Rayo juega de día.
VENTANILLA DE RECLAMACIONES
Si vamos ganando, hay que jugar para terminar ganando.
Paco: contra un equipo que no estaba siendo un equipo, que nervioso y precipitado, tirando balones arriba le rezaba a la suerte, no se puede hacer un cambio defensivo en el minuto 21’ del segundo tiempo ganando 1-0. No, porque es renunciar a liquidar el encuentro. Decisión rácana, que llevó a los tuyos todavía más atrás y a la especulación. Dirigiste mejor al Alcorcón que al Rayo.
FALTA DE TRACCIÓN DELANTERA
Sin palabras con el VAR. O con alguna palabra extraña.
Excepto una que tuvo Embarba en el segundo tiempo solo frente al portero y la tiró por arriba, en el área rival se vivió menos peligro que en un baño del Pentágono. Embarba estuvo discreto y Bebé fue gran gol y poco más. Lo que el VAR le concedió a Ulloa en Fuenlabrada se lo quitó hoy en Vallecas, y final de párrafo con un curioso neologismo: Desgritamos el gol.
GABINETE PSICOLÓGICO
Martín, al diván.
Lo de Fuenlabrada podría haberse evitado; lo de esta noche quizá fue mala suerte. Pero adelante, Martín, pasa (y si quieres entrar tú, Jémez, también). Recuéstate en el diván; ten cuidado, no le des al cuadrito de Freud con la cabeza o con el codo, como le has dado al jugador del Alcorcón en el minuto 97’. Jémez quizá lo puso para curarlo anímicamente y un nuevo penalti hundió más al chaval. Después de dos expulsiones y dos penaltis, tocó fondo: está concentrado casi en el núcleo terrestre.
ENVUELTO PARA REGALO
Martín se gana dos párrafos.
Además de los errores y del espacio concedido por jugar de espaldas y dando pases atrás, aparece otra vez un penalti en la agonía del partido (ya lo dijimos, minuto 97’). Quien entrega el paquete es el mismo que lo entregó en Fuenlabrada en el minuto 94’. Regalos así hacen que la autoestima caiga como el equipo en la tabla y que, de a poco, se vaya pensando casi más en la permanencia que en el ascenso. Por favor, Martín, deja de jugar a los Reyes Magos y empieza a jugar al fútbol, porque hay otra posibilidad -remota, de momento- llamada Segunda B.
EL NÚMERO 12
Solución difícil, contradicción fácil.
La grada, cuando el Rayo juega fuera, grita más a favor del equipo que en contra de Presa. Y en casa, al revés: apenas alienta al equipo. Pero Presa está en los partidos de visitante. Ojalá se pongan de acuerdo entre los de la grada y, obviamente, entre los de la grada y Presa. El equipo necesita de la afición, el equipo no es el club.
EN DEFENSA DE…
Se fueron sin despeinarse.
Buena nota para los correctos guerreros -Catena, Luna, Saveljich y Advíncula- que hubieran salido mejor parados sin ese penalti del final, porque vivieron un partido demasiado sufrido y no les salió todo lo que intentaron. Ocurrieron tramos de pretemporada o incluso de entrenamiento, en los que ellos surgieron acertados, fríos, lentos y erráticos. Esperamos que en la próxima crónica nos dejen solo definiciones positivas y un cabello trastocado.