
DE OTROS PARTIDOS
Recordando al más grande.
En el día más triste de la historia del fútbol, el Rayo nos dio una alegría. Tres puntos importantes y luchados; una noticia secundaria, porque se fue el mejor de todos los tiempos. Un escritor y humorista argentino, el Negro Fontanarrosa, cuando le preguntaron sobre la vida de Maradona dijo: “La verdad es que no me importa lo que Diego hizo con su vida; me importa lo que hizo con la mía”. Se mezclan los sentimientos, es inevitable. Cuesta escribir, pero hay que seguir la crónica. El primer tiempo fue horrible, con un Rayo perdido, desconocido, sin delanteros visibles y cometiendo muchos errores. El peor, es obvio, la “cantada” de Dimitriesvki en el gol, que no fue San Dimi. 1-0 afortunado en un partido sin dueño.
ENVUELTO PARA REGALO
El gol del Zaragoza y todo lo que nos regaló él.
Lo recordaremos en cada párrafo, es nuestro homenaje. Estéticamente no he visto nada igual. Era como ver ballet, y sí, el Mundial de 1986 fue lo mejor que el mundo vio hacer a un futbolista. Nunca el fútbol se pareció tanto a un jugador como a Maradona en ese Mundial. El gol mítico contra Inglaterra, la picardía de la mano, el gol contra Italia, los dos contra Bélgica y las asistencias.
Los regalos que nos dio y que tendremos para siempre. Muchos otros, llegaron desde Argentinos Juniors, Boca o Nápoles.
Y hoy, el regalo del Rayo fue el citado: las manos-flanes de Dimitrievski en el gol. Después estuvo valiente por arriba, y en el final del partido cortó dos centros peligrosos.
LO QUE SE LLEVA EL OJO
El barrilete cósmico, luego Pozo.
Aquel gol memorable condensa toda su inteligencia y destreza, rubrica el matrimonio del fútbol con el futbolista. Los ingleses parecen postes, es como si hubieran empezado a jugar ese día, en ese momento. El genio intelectual y físico lo hizo fácil. En un cajón del ojo quedará por siempre el mejor gol de la historia hecho por el mejor jugador de la historia.
Y hoy Pozo, además de marcar el segundo tanto, fue el guía. Ya había hecho un gran partido contra el Castellón y se reafirmó. Estuvo omnipresente y siempre con ideas, proponiendo lo distinto y asociándose bien con Trejo (acertó Iraola volviendo a combinarlos).
LA BOTELLA MEDIO LLENA.
El milagro de Nápoles y tres puntos de lujo.
En Nápoles lo aman. Su sangre está en la iglesia junto a la de San Genaro. Allí Maradona consiguió lo imposible para un equipo que, cuando llegó, se encontraba más cerca del descenso que de la media tabla: dos Scudetto, una UEFA y una Copa de Italia frente a la Juventus. En el Mundial de 1990 Italia jugó contra Argentina en Nápoles. Tremendo error. Los napolitanos iban con Maradona, la afición italiana estaba dividida.
Botella casi llena. El Rayo remontó un partido remontándose a sí mismo, porque pasó de los errores a los aciertos, de las no ocasiones a las ocasiones trabajadas. Antoñín con espacios es letal, Álvaro centró perfecto en el gol de Pozo y cumplió en defensa. Qué bien le está haciendo el no asistir más al diván. Cerrar la consulta ha sido una gran decisión.
EN DEFENSA DE…
Su arte. Y del fondo del Rayo, poco que decir.
“Dios ha muerto”, tituló L’Equipe.
Pese a la ausencia de Fran García, la defensa del Rayo estuvo correcta; con Advíncula por momentos apresurado, Martos dejando detalles de mejoría y Catena en la frontera de la invisibilidad.
Termina el día. Tres puntos muy necesarios y un dolor que nos cambia la respiración.
Se fue el más grande, y se queda eternamente.
No sé de qué planeta viniste, pero gracias por haber estado en este.
DEP, genio.
¡Vamos, Rayo! Hasta la próxima crónica.
