EDITORIAL
Martín Pascual está en la boca de muchos aficionados del Rayo Vallecano. El canterano ha sido protagonista en sus tres titularidades debido a dos expulsiones y un penalti cometido en el último minuto. Viendo esos datos cualquiera diría que es un jugador que no tendría que jugar más. Pero no es un futbolista cualquiera. Es un canterano.
Y sí. No es lo mismo. No es lo mismo ser un canterano que un jugador llegado de fuera. El futbolista salido de la cantera está bajo lupa. Es verdad que ha llamado mucho la atención las dos expulsiones en tan poco tiempo. Pero eso sí es algo que se mejora con la experiencia y el temple del juego del fútbol profesional. Es algo que se aprende jugando.
Pero es al revés. Al canterano se le exige más. Hemos visto errores en intensidad de Advíncula, pérdidas de Tito, penaltis ‘tontos’ de Catena, fallos en el marcaje de Saúl o Luna. Futbolistas con más experiencia que fallan y seguirán cometiendo errores.
Estamos hartos de decir que Porro no tuvo oportunidades, que Clavería apenas jugó, que Campillo no debutó con el primer equipo, que Milla apenas duró una temporada. Hoy tenemos el futuro del Rayo y algunos quieren ‘matarlo’ (futbolísticamente).
¿Se prefiere perder unos puntos por aprendizaje o tener un central para toda la vida? ¿O un jugador que en el futuro deje 10-20M? ¿Y tener el orgullo de otro canterano en el campo? Martín es bueno y lo ha demostrado en pretemporada. Déjenle jugar y compárenlo con un profesional que también falla.
Fran Beltrán solo hay uno. Un futbolista capaz de no sólo no fallar sino ser el mejor del equipo. El listón de Martín no tiene que estar en el de Beltrán. Tiene que estar en el de Embarba o Nacho que poco a poco fueron creciendo y haciéndose un hueco en el equipo. Ellos también fallaron.
Quizá con Paco Jémez el puesto más complicado es el de central y Martín tiene una difícil papeleta. Pero estamos seguros que lo logrará. Y más si Vallecas le ovaciona este martes. Ante el Fuenlabrada realizó un gran partido con dos errores. El Rayo Vallecano tiene un diamante que tiene que pulir.