Después del último empate en Liga ante el Celta, el Rayo Vallecano acoge el parón liguero con una premisa muy clara: mejorar frente a rivales cuya propuesta de juego es cerrarse atrás.
El conjunto gallego llegaba a la Albufera tras un inicio de temporada turbulento y habiendo perdido cinco de sus últimos siete enfrentamientos. Un cambio de entrenador y algunas variaciones en la formación habían sido la iniciativa para tratar de abandonar los puestos de descenso.
Ayer salieron al campo con defensa de cinco, con tres centrales y dos carrileros, acompañados de un pivote destructor como es Tapia. Una propuesta, que más allá de ser o no conservadora, alcanzó su objetivo.
El equipo franjirrojo venía de una muy buena racha e hilando un juego preciso y efectivo, encima jugaba en casa. Los vigueses no querían acumular otra derrota antes de la pausa de la competición y apostaron por un bloque bajo, líneas muy juntas y la esperanza de aprovechar alguna contra o genialidad de los jugadores de arriba.
Deberes para vacaciones
La propuesta habitual de los de Iraola suele ser la opuesta, salida de balón jugado desde atrás, creación de espacios moviendo al rival y verticalidad. En lo que llevamos de liga, esta idea se ha visto atascada cuando los contrarios no buscan robar arriba y esperan en su mitad.
En un campo algo más pequeño de lo habitual, como es Vallecas, los espacios se reducen si muchos jugadores se concentran en una misma zona del terreno de juego, por eso el técnico vasco busca normalmente atraer desde campo propio para generar huecos.
Elche, Getafe y Celta, han sido los rivales que más se han aferrado a esta estrategia al enfrentarse a la Franja. Los dos últimos consiguieron un empate a cero en Vallecas, y los de la Comunidad Valenciana no obtuvieron su premio por un gol de Unai López en el descuento.
El Rayo tiene armas muy peligrosas en las bandas y le gusta abusar de ellas. Pero para ello es necesario atraer jugadores por la zona central de juego para dejar espacios en los laterales del verde. Si el rival está muy junto o acumula muchos jugadores en esa parte del campo es más complicado.
Ante el Celta el conjunto franjirrojo, ante la imposibilidad de utilizar su método habitual, trató de llegar a las bandas por la vía rápida, con balones largos.
Andoni buscó desatascar la situación dando entrada a Trejo y a Camello pero no fue suficiente. Es cierto que los rayistas venían de ganar a todo un Campeón de Europa escasos tres días atrás, con la exigencia física que eso supone, y que ayer estaban menos frescos de lo habitual. Las cuatro amarillas en la primera mitad de juego dan fe de ello, se llegaba tarde a los duelos.
Aún así, la falta de frescura no quita que haya que trabajar de cara rivales con propuestas de juego como la del Celta de Vigo. Iraola tendrá un mes por delante para estudiar los 12 encuentros disputados hasta el momento y desengranar las muchas cosas hechas bien y las que hay que mejorar si en Vallecas quieren seguir mirando hacia arriba.