El Rayo Vallecano, gracias a su gran estreno en Oviedo, ilusiona a una afición que realmente lo pasó mal la temporada pasada. El conjunto de Míchel desplegó buenos minutos en el Carlos Tartiere y, a pesar de no contar con un nueve, se mostró letal en la zona de ataque.
Centrocampismo
Ya es conocido el estilo de juego que gusta a Míchel: tener el balón y un fútbol ofensivo. Conocemos a su mentor: Paco Jémez. Pero el técnico rayista ha puesto su estilo propio. Paco jugaba en el Rayo con un 4-2-3-1: dos mediocentros, un mediapunta que muchas veces era un segundo delantero y unas bandas siempre muy abiertas. Míchel, que ya lo ensayó en los últimos partidos de la temporada pasada, opta por un solo pivote y dos interiores/mediapuntas que sobre todo se caracterizan por ser los encargados de iniciar la presión.
Estos interiores el pasado domingo fueron Unai López y Santi Comesaña. Dos jugadores de calidad con desborde que junto a Trashorras crean un juego combinativo y, gracias a su llegada junto a los extremos y la referencia arriba, crean bastantes posibilidades en el apartado ofensivo. La presencia de Trejo como delantero también ayudó a la hora de crear y asociarse con sus compañeros.
El centro del campo es la clave para Míchel. Ahora mismo casi el 50% de la plantilla son centrocampistas. Y es que por momentos el conjunto rayista se gustó sobre el césped y realizó jugadas al primer toque que recordaron a viejos tiempos.
Ahora el técnico del Rayo Vallecano tendrá que seguir trabajando en el apartado defensivo. Sin pivote defensivo, toda la responsabilidad para evitar desajustes recae en la presión en 3/4 a la hora de recuperar el balón. Sin duda regresa el fútbol de ataque del Rayo. Y con estos jugadores arriba parece que nos vamos a divertir.