El exjugador del Rayo Vallecano, Antonio Amaya, reconoció los malos momentos que se vivieron en el vestuario del equipo franjirrojo en la temporada 2010-2011, donde finalmente se logró el ascenso a Primera División.
El Rayo Vallecano se jugaba más que un ascenso. Su supervivencia estaba ‘en juego’. Solo subir de categoría garantizaba la viabilidad con una deuda de más de 40 millones de euros. Los de José Ramón Sandoval llegaban con gran ventaja frente a sus perseguidores, y tras tres partidos sin ganar, derrotaron al Xerez 3-0 en el estadio de Vallecas certificando su ascenso a falta de dos jornadas por disputarse.
Antonio Amaya fue entrevistado esta semana en el podcast de Offsiders y estas fueron sus declaraciones:
“Ese año tenía mi coche bueno y lo tuve que vender, pero fue el año más feliz de mi vida. No daban un duro por nosotros, sin cobrar, un club con mil problemas. No teníamos para cortar el césped, no teníamos para ir de viaje, ni para pagar a los árbitros de la cantera, ni para agua caliente, por eso no entrenábamos. Yo no sé cómo ascendimos, era la única que vía de escape que teníamos.
Incluso, el central reconoce que el Rayo corría peligro de desaparición: “El Rayo desaparecía, no salían los números por ningún lado. Había un dinero en el medio vestuario y había gente que le quitaban su piso. No tenía para pagar la letra del coche. Movilla y yo decíamos: tíos quien necesite dinero que lo coja. Fue un año súper bonito tío y ese año ascendimos que era nuestra única salvación”.