
Sigue bañado en la desventura el Rayo Vallecano, que no es el mismo desde aquella derrota (1-3) ante el Mallorca. La herida no sólo frenó una racha de seis victorias seguidas, sino que despertó un complejo en el equipo que pesa como una losa. Pónganle el nombre que quieran, pero la Franja dejó escapar puntos -también- de Cartagonova y el ascenso directo, pese al empeño de los jugadores entrevista tras entrevista, empieza a vestirse de quimera. Había un camino para volver a acariciarlo: ganar en Cartagonova. Pero no se hizo. Y aunque el punto parece de sutura tal y como se puso la tarde (por momentos, 2-1)… Escuece más que cicatriza.
Iraola soltó varias bombas en la alineación. La primera fue potente: Guerrero, titular en punta. Ni Antoñín, ni Qasmi, ni Ulloa. El toledano, que apenas llevaba dos semanas en Vallecas, ya es titular por delante de sus tres competidores. También lo fue Dimitrievski, que recuperó la portería en detrimento de Luca. Otros tres nombres propios coparon los rótulos: Velázquez, Pozo e Isi. Los dos primeros, aparentemente lesionados, volvieron por arte de magia; es lo que tiene el abandono informativo del club, que uno no sabe cómo están los jugadores ni sus posibles mejorías, se entera directamente en las alineaciones.
Sobre el césped de Cartagonova todo empezó sobre ruedas. El Rayo se adelantó muy rápido por medio de una acción rocambolesca: pase al hueco de Pozo, Guerrero superó a Chichizola, se la sacaron bajo palos y en el rechace De La Bella despejó… Con la mala fortuna de que le dio a Pozo y se metió en la red. Parecía teñirse el camino de un dorado ‘baldosas amarillas’, pero la Ley del Ex nunca perdona. Y Velázquez, además, puso de su parte para aguar la fiesta. El central cometió un penalti ridículo al dar una patada por detrás sin opción de disputar el balón (“¡Si eso lo hace Martín…!”, se escuchaba en esa grada de la ‘nueva normalidad’ llamada redes sociales).
A los 11 metros fue Rubén Castro, que disparó raso a su derecha e igualó el partido. Dimi adivinó el lado, pero no pudo llegar al balón. Quedaban dos más antes del intermedio. Bueno, tres si se cuenta un pisotón casi criminal de Antoñito al tobillo de Fran García (no hubo tarjeta alguna). Chichizola hizo un paradón a disparo de Álvaro García y, justo antes del descanso, Rubén Castro la cazó botando dentro del área. El delantero sacó a pasear su fusil y Dimitrievski, su escudo. Paradón del portero, que no se venció y salvó segundos antes del sonido del silbato.
No le vino bien el descanso a los de Iraola, que volvieron imprecisos y lentos. Conformistas. No así el Cartagena, ni mucho menos Rubén Castro. El ex rayista aprovechó un pase al hueco para picar el balón por encima de Dimi y hacer el segundo en su cuenta particular. Doblete y remontada. Con polémica, eso sí, pues Nacho Gil placó a Isi en la recuperación que dio lugar a esa acción. Pudo ser falta, pero no debía entrar ahí el VAR, pues al fin y al cabo era una cuestión de interpretación. Algo que de señalarse, debía haberse hecho en directo. Y no se hizo.
La reacción rayista no se hizo de rogar. Triangulación perfecta entre Isi, Álvaro García y Qasmi. El primero la puso por encima de la defensa, el segundo dio un pase de la muerte y el tercero, que había entrado 3 minutos antes por Guerrero, la empujó. Curiosa la reacción del delantero, que no celebró el tanto y, sin embargo, sí lanzó una mirada desafiante al banquillo. Un ‘aquí estoy yo’. Acto seguido fue turno para el susto: mano de Saveljich y penalti a favor del Cartagena. Se olía el hat trick de Rubén Castro cuando se apareció la Virgen de la Torre: la mano del central fue fuera del área por centímetros. El VAR informó al colegiado y sacó la acción del área, acabando todo en un disparo de De Blasis a la barrera.
El partido se volvió completamente loco en los últimos 10 minutos, ya que a ninguno le valía el empate. Chichizola frenó un zambombazo de Bebé en dos tiempos; Joni Montiel sacó su zurda a pasear en varias ocasiones. Fueron las únicas destacables antes de la polémica final. En un centro desde la izquierda el balón tocó en el brazo de un defensor del Efesé. Inicialmente el colegiado no señaló nada y, aunque lo revisaron desde el VAR, decidieron que no había nada. Darle le da, pero la tenía bastante pegada. Allá cada uno con su interpretación; no hubo penalti. Y todo acabó en un reparto de puntos de esos que dejan sabor agrios en ambos barrios.
Ante la irregularidad que atesoraba Vallecas quedaba un arma a la que agarrarse: la fiabilidad fuera de casa. Pero esta vez tampoco funcionó. El Rayo de las dos caras es capaz de remontar un 2-0 en Cornellà y que luego le remonten a él en Cartagonova. Al final salvó un punto, pero puede acabar la jornada sexto a 1 sólo punto de salir de la promoción y a 8 del playoff. Ese es el peor escenario, en el mejor acaba cuarto superando a Sporting y Leganés, pero no depende de sí mismo para ello. Y parece complicado. Lo que sí está claro es que la visita a Málaga de la próxima jornada (domingo, 21:00 horas, Gol TV) gana en importancia. Llamarlo ‘final’ es caer en el tópico. Llamarlo ‘guerra’ es ser honesto. Este punto de sutura duele más que cura.
