Dice mi mujer que es la alergia, yo por el contrario, creo que es la alegría. Mirar la tabla clasificatoria buscando como dice ella puntajes y ver que en la columna de las decenas el Rayo Vallecano lleva un tres es francamente tranquilizador.
La cosa en que en los últimos partidos de los Iraola Boys no hago más que frotarme los ojos. El local aplastante que fue ha desaparecido y aparece una versión visitante poco mejorable con un equipo que controla los partidos, llega al área y somete a los rivales pero hace como Dios, aprieta pero no ahoga y al final resulta crucificado .
Probando cosas para esta crónica salen de la tostadora textos apocalípticos, recuerdos tétricos y a mi móvil llega el chorreo de hinchas de Elche que en las redes se carcajean de mi osadía al comentar un tuit del siempre atinado Miguel Quintana y decir que el Rayo pudo golear, no supo sentenciar y cayó arrollado. No volveré a cometer ese error.
Estuve tentado de meter a mi familia en esto pero lo dejé. Mientras mi hijo soplaba doce velas yo veía de reojo la exhibición franjirroja en la pantalla, así que contar que su parto fue terrible, que su madre casi no lo cuenta y que solo la intervención a gritos de un familiar hizo que alguien reaccionara, buscara una solución al desastre y la salvara en un trabajo en equipo que requirió de una familia comprometida y solidaria, una ambulancia custodiada por la policía y un hospital en el que los médicos sabían lo que hacían y les preocupaban sus pacientes no tendría sentido. (Una vez más, gracias Raúl. No, ese Raúl, no, recorcholis).
O sí.
Ella salió del hospital bastantes días después, lloviendo a mares, con mil heridas por dentro y por fuera pero el sol terminó saliendo, pudo ver a su hijo y ahora son inseparables, tanto que a veces dan ganas de mandarlos a un hotel.
Cualquiera diría que todo esto me lo he inventado para hablar de un club a la deriva que solo sostienen sus jugadores y su técnico, pero por salud mental os ahorraré mas detalles. El caso es que como a la sanidad pública, al Rayo le faltan recursos, escatimados por su dirigencia y dirigidos, disculpen la redundancia, a no se sabe donde, Ayuso y Presa son almas gemelas separadas al nacer y a dos años del centenario del club, el horizonte parece tan gris como el cielo de Madrid, cubierto siempre por una capa de caspa y grasa.
¡Ah, que habíamos venido a hablar del Elche-Rayo!
El Rayo Vallecano cayó por dos goles a uno en el Martínez Valero en un partido en que dominó durante 75 minutos y fue destrozado por la tormenta tropical Francisco. El técnico local buscó en el banquillo lo que en el campo le faltaba y allí no quedaron ni las palmeras. Los visitantes controlaron el partido durante tres cuartas partes del mismo pero ni Álvaro, ni Isi ni Guardiola concretaron en gol la buena noche del Santa Inés y cuando Iraola quiso mirar el banquillo en busca de pilas nuevas para el mando descubrió que mientras las suyas eran de todo a cien y estaban gastadas las de los locales eran nuevas y de marca.
La franja roja frenó a la verde con la tenacidad de los García, el trabajo de Guardiola, la pausa de Trejo y el picante de Isi y cuando parecía que el gol no llegaría el pájaro mas prometedor de los de Vallecas, Fran García, 33 de los de Iraola se estrenó con algo de suerte, la que merecía, haciendo volar la pelota por encima de un sorprendido Badía.
Los hombres de Paco (vale, Francisco) reaccionaron tras unos minutos de zozobra que el Rayo debió aprovechar pero no lo hizo y los de Iraola, única escuadra junto con la de Simeone que ha encajado como visitante gol en TODAS sus salidas, se vinieron abajo.
El semáforo rojo pasó a ser completamente verde y el conjunto ilicitano paso al ataque frontal, lateral, por tierra, mar y aire hasta que Carrillo convirtió en gol lo que ya mereció Pere Milla al estrellar el balón en el palo. En una jugada en la que si el visitante hubiese sido otro equipo se hubiese señalado como falta la acción de Guido, este al saltar buscando el rechace se apoya en Catena y lo golpea al apoyarse levemente en él, una acción que en la Premiere League es gol siempre pero en la liga se suele señalar como peligro.
Con el empate el Rayo tuvo una ocasión que pintaban calva, pero el tiro libre de Isi fue la imagen del partido. El lanzamiento quedó corto, fue a la barrera y se convirtió en carrera libre para el rival al que el de Cieza derrengado no pudo frenar y cuyo pase, magistral fue resuelto por E. Ponce, que toreó a Zidane y anotó el gol de la victoria del Elche.
El ataque de alergia o alegría en Vallecas fue pandémico. Miles de rayistas no podían ni pueden parar de frotarse los ojos.
Buscando ser original os diré que en los cuatro años de carrera profesional de Andoni Iraola sus equipos en el mes de febrero (tres campañas, en Chipre le despidieron en enero) solo han ganado un partido, el 4-2 con el que el Mirandés derrotó al Villarreal clasificando a los suyos para semifinales en la Copa del Rey. En marzo al menos ganó dos con el Mirandés (justo antes de la pandemia) y otros dos con el Rayo en el que sabemos como acabó la cosa.
Nos puede servir.