“Nos sacó de segunda del Rayo hasta la tumba, Michel contigo siempre” (Cancionero popular de Vallecas)
Los que están ya más cerca de tener nietos que de tener hijos lo entenderán. Los que estamos a medio camino entre una cosa y otra somos los que,algo tristes por la derrota franjirroja ante el Girona por 1-2 notamos como la piel se nos pone de gallina al abandonar el templo.
La primera vez que fui como plumilla de UR al campo lo hice con mi hija, aun proyecto de universitaria gracias a la generosidad de Alejandro y Marcos, periodistas aún en formación (siempre se está o se debería). La memoria me traicionará, pero creo recordar que el primero de marzo de 2019 el Rayo Vallecano de Michel caía ante el Girona con claridad y tristeza y los nubarrones se cerraban sobre la figura del técnico que había dado a la franja el primer título de su historia.
La memoria es corta y olvida pronto, pero tras mil y una jugadas y recuerdos imborrables para la afición como los viajes a Europa y la presencia en los malos momentos, Michel dejó una Guardiolada en Vallecas y su puesto poco después, en unas prácticas más que notables como entrenador profesional.
Repitió la jugada en Huesca, la del brillante ascenso y la de las dificultades en primera y algunos le colgaron el sambenito de entrenador de segunda. (No quiero repasar las crónicas de aquellas épocas, también era mi debut en primera y alguna burrada habría, como casi siempre).
Francisco y el Rayo,cosas del destino, le dieron una tercera oportunidad. Tras las prácticas y el Erasmus, Michel llegaba a Girona para graduarse en segunda y quien sabe si hacer el máster en primera. Y ahí es donde se nos pone la piel de gallina.
Con mis dos hijos mayores ya en la universidad he pensado en lo que ellos eran y son y he sentido a Michel como un hijo a pesar de que sea nueve días más joven que yo, que cosas.
Michel se doctoró en Vallecas, donde no tiene pinta de que muchos equipos ganen esta campaña. Su equipo, el Girona hecho a su imagen y semejanza inició el partido algo emocionado y nervioso, como si fuera el propio ocho a su vuelta al barrio y el Rayo no te perdona la duda. Justo frente a mi asiento recibió la pelota Álvaro que de derechas y al palo y dentro adelantó al equipo de un antecesor en Montilivi.
El Rayo mandó casi en la primera mitad de las dos mitades con su presión, su buen trato a la pelota,su riesgo en la salida y su energía, pero en ambas el Girona fue despertando como de un letargo, soltándose y sometiendo al rival. El Rayo tuvo postes, el Girona también, al Santa Inés le faltó un killer, los visitantes lo tienen y al Rayo le faltó fuelle, temple y algo de talento en la cancha y sobre todo en el banco.
Cuando Unai Lopez pidió,cansado,el cambio que clamaba a gritos con un error en la salida que terminó en el gol de la victoria y el orgullo gironí, el acierto de otros días en la gestión de los cambios dio lugar a un agitar el árbol sin aparente plan dejando a Pathe Ciss quizá sostén en la medular en el banco, dando entrada a un Nteka descolocado, a un Falcao que no tuvo el día, a un Bebé motivado, a un Kike luchador y a un De Frutos al que le faltó confianza.
A empujones lo intentaron los de Francisco. Tuvieron sus opciones gracias al carácter competitivo de técnico y jugadores pero no se vio demasiado cerca el empate. El Girona mandó el orden y la pelota con alguna contra peligrosa y con la seguridad y el aplomo que dan los resultados y tener claro lo que se hace en la cancha.
Al terminar el partido no quedó otra que rendirse a la evidencia, estar satisfecho con el trabajo de los franjirrojos y orgulloso de quien dejó corazón y alma en Vallecas y trabajo, confianza y resultados en Girona, donde están enamorados de su trabajo, su carisma, su humildad y su capacidad de integración y adaptación al lugar y costumbres, el que suele tener la gente de este obrero lugar.