“Todo el mundo tiene un plan hasta que se lleva el primer guantazo” (Mike Tyson, terror del Garden).
“No voy a dimitir” (Luis Rubiales, sinvergüenza a tiempo completo con aficiones similares a las de Mike).
“Se acabó” (Reproche social dirigido a machistas abusadores como Rubiales en muestra de apoyo a Jennifer Hermoso, leyenda franjirroja, máxima goleadora de la Selección Española de fútbol femenino y campeona del mundo, víctima de la conducta repugnante del presidente de la RFEF).
El Rayo Vallecano sufrió en su presentación como local una derrota de esas que duelen, que sacan tus vergüenzas al aire y que confirman las sospechas que todo el mundo tenía guardadas en un cajón ante una tabla inmaculada.
Los seis puntos en el casillero y la hoja de goles recibidos en blanco no parecía presagiar el 0-7 que le endosó un Atlético de Madrid en una versión notable y con actuaciones imperiales como la del deseado Saúl, que a base de trabajo gana enteros con Simeone y los pierde para lucir la franja.
No dio tiempo a ver el plan de Francisco ya que el equipo de Rodríguez recibió el primer bofetón con los manos aún calientes del saludo protocolario. Barrios, presionado en banda se quitó un balón de encima y el balón aéreo fue despejado defectuosamente por Espino. El balón fue a Memphis que, ante el temor de Aridane que en lugar de encimar dio dos pasos atrás esperó la llegada de De Paul, le envió la pelota y el argentino puso el balón medido para que Griezmann, más solo que la una adelantara a los visitantes.(0-1)
Si la zaga rayista no estuvo fina en el primer gol en el segundo parece que dimitió. Hermoso puso un balón a la espalda de Balliu para Saúl y este dio un pase de la muerte con más fe que acierto. Aridane, con agilidad de octogenario o directamente desidia se estira con pereza pero sin esfuerzo para despejar, falla clamorosamente y deja el balón libre para que Memphis, que podía haber anotado en un aviso anterior también a pase del ocho rojiblanco, rematara en boca de gol. (0-2)
Un cuarto hora y dos goles encajados hicieron que algo de orgullo aflorara. El Rayo lo intentó y tuvo como premio de consolación media tonelada de saques de esquina en los que tuvo opción pero no acierto.
Sí lo tuvo Nahuel Molina que aprovechó el espacio libre de marcaje para rematar al Rayo. El recuerdo de los fantásticos mundiales de Atletismo de Budapest llevó a los locales a convertir sus bandas en las calles 1 y 9 de una pista de carreras y con césped nuevo aquello era una tentación. La jugada empieza con el placer adulto de Trejo, proteger el balón hasta el exceso confiado en que el árbitro marcará falta. Esta vez no lo hizo y el balón de De Paul pilló al Pacha en tierra de nadie y al lateral colchonero en carrera por lo su llegada fue un correr y cantar (0-3).
La salida de la segunda parte fue un intento local de subir la intensidad. Salieron Nteka y Ciss para aportar la energía que pudo faltar a Trejo y Unai y el equipo apretó. Pacha Espino llegó sin acierto, Balliu también y se vio algo de intención pero la primera contra rojiblanca fue un aviso de la sangría posterior. Pacha y Dimi no se entienden en un balón del portero y ceden un corner sin consecuencias.
Álvaro e Isi probaron a disparar, Nteka a profundizar y Ciss a llegar y el ánimo incansable del fondo dieron algo de aire al Rayo, pero el Atlético se limitó a esperar con orden su oportunidad.
Entraron a la cancha Camello y De Frutos en sus respectivos regresos, pero tampoco tuvieron opción. Mirar los calentamientos en la banda provocaba temor. Llorente y Lino podrían correr, Correa adornarse y Morata, que sustituyó a Memphis por lesión en la primera parte, derrotar al fin al fuera de juego.
Ocurrió en una acción en la que la presión franjirroja llegó un segundo tarde a cada lance y una triangulación a un toque entre Griezmann, Saúl y Morata dejó mano a mano al delantero con Dimi que no pudo evitar el cuarto (0-4).
Se unió a la fiesta visitante Correa, que aprovechó el error de Dimitrievski en el despeje para anotar el quinto de los suyos con una hermosa vaselina. (0-5).
Francisco no llegó a tiempo de evitar la tarjeta de la desesperación del Pacha y lo sustituyó por Chavarría justo después.
Maradoniano en dos actos, Correa recortó a Aridane como quien no quiere la cosa y le puso el balón en carrera a Morata que en una sencilla contra firmó el sexto. (0-6).
Un minuto después Morata se zafó de Aridane que aún sigue corriendo sin rumbo detrás del balón y le puso el balón a Llorente para anotar el séptimo (0-7).
La sensación, amarga tras terminar el partido es aquella, escondida al principio de este artículo. Puede ser que la nueva política televisiva de La Liga distrajese a los delanteros de Almería y Granada. Tanta cámara en los vestuarios pudo hacer que se pusiesen las botas del revés y fallaran las múltiples ocasiones brindadas por la zaga de Francisco. Eso, o que un equipo de primer nivel no perdone tus carencias.
Ojalá una reacción en forma de fichajes para la zaga y el medio, porque Francisco tiene tarea y si no frena la sangría pronto se definirá a la escuadra franjirroja en tono jocoso como “Los hombres de Paco”.
Mejor una vez rojo que mil colorado. A levantar la cabeza y trabajar, como lo hacemos todos. No queda otra.