El mejor escribiente echa un borrón.
Un mal día lo tiene cualquiera.
Tontos hay en todas partes.
En tres frases se podría resumir el Rayo-Espanyol con victoria perica por un gol a dos.
Lo bueno de hacer crónicas es que puedes ser capitán “a posteriori” y contar cosas que todo el mundo vio como si fueses muy listo.
Por ejemplo, la primera frase de este texto se refiere a quien perdió el partido en una derrota achacable a los errores puntuales de unos y aciertos momentáneos de otros.
El partido se desarrollaba con empate en el marcador y el Rayo Vallecano perdió una pelota que Darder convirtió en gol. El capitán blanquiazul hizo una jugada de mago que Trejo no pudo frenar, amenazado de expulsión con una amarilla. Su agarrón, tibio por necesidades del guion, fue aprovechado por el 10 perico que disparó a gol pero se topó con el palo, y el 21 visitante, atento, anotó el gol de la victoria. Ventajista caradura declaro culpable a Iraola por no sustituir antes al capitán del Santa Inés. El mejor escribiente echa un borrón.
La segunda frase podría acuñarse para prácticamente cualquier jugador de la franja hoy, pero podríamos decir que más de una persona con corazoncito y empatía se alegró del gol del 21 del RCDE por Oscar Gil. El zaguero derecho de los de Luis García tuvo un momento de “tierra trágame” al comerse con patatas el amago de Trejo. Oscar hizo como que golpeaba la pelota y Gil puso de manifiesto su apellido para en un acto reflejo tocar la pelotita con la mano. De Tomás, nada personal, solo negocios, certificaba el empate provisional tras el gol inicial visitante que certificaba que “Valentín, solo hay uno”.
La tercera adjetiva la actitud de una parte de la afición rayista que no estuvo a la altura ante el comportamiento lamentable del 21 del Espanyol del que no mencionaremos su nombre pues tampoco lo merece. No ofende quien quiere sino quien puede y el goleador, que empujó a la red el rechace de la gran acción de su compañero y capitán, Darder, no tuvo mejor idea que celebrar su primer gol en liga en 29 apariciones en el campeonato que encararse con la afición local que en ningún momento le había faltado al respeto durante el choque. Me pilló justo de frente. Es lógico, el 21 había pasado desapercibido y por lo tanto no provocaba interacciones ni a favor ni en contra. Sus estadísticas en liga hablan a las claras. 1 gol, 2 asistencias, 4 amarillas, 8 tiros a puerta, 1 al palo, 19 regates. En 29 partidos jugados. Transparente.
Parte de la grada (solo parte) del equipo numero 24 en la clasificación histórica de la liga gritó “A segunda, oé” al séptimo equipo en tal tabla. Hinchas de un equipo con 20 campañas en primera y 38 en segunda entonaron la cancioncita de marras a jugadores de un club con 87 temporadas en la máxima competición en España. Un poco de empatía y de vergüenza propia no hubiese venido mal antes de canalizar la rabia del peor modo posible.
El partido no fue bonito, pero tuvo momentos bellos. Es precioso ver en el campo los controles de Álvaro García. Es hipnótico ver como Trejo esconde la pelota. Mola mucho ver como se desboca ese caballo percherón llamado Santi Comesaña. Hoy Isi tuvo el gol más fácil de la temporada y tampoco se acertó con el arquero rival fuera de la portería. Es humano estar cansado y hasta los cronistas nos desgastamos buscando las palabras adecuadas para contar lo que vemos.
El equipo se ganó el derecho a días malos como el de hoy. Su entrenador más aún. Solo queda terminar la temporada con buen sabor de boca. Ojalá hacerlo en el Bernabéu rompiendo algún plato más en la desconchada vajilla blanca y no pagando los platos rotos como mas de uno teme.
Llovió en el campo. Llovió en la grada. Con estos chicos siempre escampa.