‘Miedo a ganar’
Se palpaba en el ambiente. Se podía sentir. Dos aspirantes al ascenso se enfrentaban en Los Pajaritos y ni Rayo Vallecano ni Numancia querían perder puntos. Y con el miedo a ganar se quedaron. Empate sin goles en Soria que no dejó contentos ni a unos ni a otros.
Bostezos en Los Pajaritos
Era tarde de marcar diferencias. El Rayo Vallecano necesitaba ganar si no quería salir de los puestos de playoffs y visitaba a un Numancia que llevaba dos jornadas sin conocer la victoria. En defensa, Michel se vio obligado a empezar con Amaya y Dorado, la pareja de centrales titular de la temporada pasada, tras la expulsión de Velázquez de la semana anterior. Chori, por su parte, se cayó de la convocatoria a última hora por un proceso febril.
Esta vez no había excusas. El césped estaba en perfecto estado, la afición se había desplazado en masa hasta Soria (unos 500 hinchas se dejaron la garganta en la grada) y la temperatura no era demasiado fría para lo que suele ser esta ciudad.
Y si en la alineación si había habido alguna novedad, en el juego no. Los franjirrojos eran un calco de lo visto hasta ahora. Buen toque y criterio para sacar el cuero desde atrás; sensación de fragilidad en los centros laterales en defensa. Sin embargo, se echaban de menos las grandes ocasiones. Las mejores estaban siendo para los numantinos, pero ninguna de ellas clara.
Decía Kierkegaard que el aburrimiento pobló el mundo. Dios se aburría y por eso creó al hombre. En Los Pajaritos, Dios se hubiese hinchado a crear seres humanos. Fabricación en serie. Sin parar. Uno detrás de otro.
Primeras ocasiones claras
En la segunda parte, más de lo mismo. Insulso, pobre, soporífero, tedioso… Muchos adjetivos para definir un solo partido. Tan solo un destello de Embarba estuvo a punto de romper el empate tras una gran jugada personal, pero Aitor respondió con una mano increíble. En el rechace, Trejo disparó pegado a la cepa del palo y, cuando ya se cantaba el gol, apareció de nuevo el guardameta para realizar un paradón estratosférico.
La réplica llegó al instante, con un remate de Pere Milla tras varios errores defensivos de los rayistas. Habían pasado 65 minutos desde el inicio del encuentro, pero parecía que se animaban ambos conjuntos. Poco después era Dorado el que le robaba la cartera a Guillermo cuando el ariete solo tenía que batir a Alberto.
En las postrimerías del partido, Santi Comesaña sufrió un duro golpe en la cabeza con Dani Calvo y tuvo que ser retirado en camilla.
Finalmente, el marcador se quedó como estaba al inicio y hubo reparto de puntos. Con este empate, el Rayo Vallecano se coloca con 37 puntos y sale de los puestos de playoff. Próxima parada, el Lorca en casa.