Si Vallecas sueña es porque con Vallecas todo es posible. Un estadio capaz de que en pleno de diciembre y bajo un sol de julio, lo presidente sea un huracán. No hubo partido porque sólo hubo Rayo, tónica habitual en los envites del mejor local de Europa, junto al PSG. Queda aplazado hasta 2022 el pulso entre petrodólares y piratas. Lucha de Gigantes; colosal, como la despedida al 2021, año histórico: ascenso y sendero a Liverpool. Victoria (otra más) y uvas en Europa. Campanas de Vallecas en vísperas de La Marimorena. Que beban los peces en el río y descanse el Burrito Sabanero. Esta Navidad no será blanca, sino Franjirroja.
El Alavés fue uno de los visitantes más débiles por Vallecas. Fruto de ello, transitó una felpa de principio a fin. Festín para el León de Nevir, rugiente precoz: al cuarto de hora soltó el primero, dibujando el gol más clásico de la historia de este deporte: centro y remate. Así de simple. Alvarito puso el caramelo para que Sergi Guardiola disfrutase del manjar. Posición milimétrica; legal. Y tercer gol del curso para el manacorí. Poco después amplió la ventaja Catena, fusilando de cabeza un córner al primer palo. Pregón goleador del central en Primera; y octava asistencia de Trejo, ya por encima de Benzema (7) como máximo regalador del campeonato.
Faena encarrilada. El Alavés intentó rasgarse las vestiduras, cosidas en un santiamén por Dimitrievski. Tanto Rioja como Joselu, tras probarlo desde la distancia, tropezaron con los guantes de Kumanovo. Antes del descanso pudo llegar el tercero, de no ser porque Álvaro García se topó con la madera tras un derechazo endiablado. La jugada, maldita, provocó su lesión, teniendo que entrar Bebé de manera prematura. “Se ha roto en los isquiotibiales; en torno a tres semanas”, aclaró Iraola en rueda de prensa. Vallecas despidió al extremo con una emocionante ovación.
Y recibió al equipo de vuelta con otra. Quedaba labor, mucho que remar. Y en eso el Santa Inés tiene la patente. Sólo faltó puntería: Isi y Bebé, con sendos intentos desde lejos, despertaron los primeros uys. Por el Alavés enseñó la patita Edgar Méndez, ludiendo la madera derecha. Fue justo antes de que Trejo pecase de inocencia al buscar un centro raso cuando tenía opción de disparo. Se llevó las manos al rostro el Chocota, consciente de que la había tenido.
Pese a ser clarísima, las hubo de mayor envergadura. Fran García estrelló un tiro a bocajarro en Pacheco e Isi no acertó totalmente solo desde el punto de penalti. La última, de Nteka, viajó a las nubes. El parisino acabó jugando de extremo y Falcao, de regreso para disfrutar de unos minutos, en punta. Tigre sin opciones. Empeño no faltó en un equipo que apostó, una vez más, por defender con balón, mandando, siendo valiente. Iraola prefiere morir pecando de intrépido que colgarse del larguero; lo lleva escrito en sus tablas de la ley, probablemente hasta tatuado en alguna parte. Identidad desde el 1′ hasta el 90′. La fórmula funciona, ya lo ven.
La Franja bajó la persiana y, ya de paso, cerró el año regalando una cesta de Navidad a rebosar: vino, paletilla y plaza europea. El turrón sabe a quinta plaza y algunas uvas, a Champions. Mucho que celebrar. Glorioso 2021.