(Foto LaLiga)
Todavía quedan ocho partidos, pero al Rayo Vallecano solo le queda el milagro. Los de Jémez se pusieron por delante otra vez, pero se volvieron a descomponer en la segunda parte. Pozo anotó el tanto para los franjirrojos y Charles y Pedro León para el Eibar.
Ya se sabe a que juega el Eibar, pero el saberlo no es sinónimo de poder contrarrestarlo. Los armeros son de esos que asfixian. Se plantan campo contrario y no dejan respirar al rival. Con la defensa adelantada y con el portero fuera del área casi todo el tiempo, los locales se hicieron con el partido desde el primer minuto. El Rayo estaba sobrepasado.
Paco Jémez se desesperaba en la banda, rogando por una tregua que no llegaba. Si hubiese sido baloncesto, el técnico hubiese pedido tiempo muerto con toda seguridad.
Sin embargo, el Eibar no tenía ocasiones claras, y poco a poco el Rayo se fue desperezando. De hecho, las mejores eran de los franjirrojos. Increíble la que se le escapó a Raúl de Tomás tras una gran carrera de Bebé por la izquierda.
Y en las postrimerías de la primera parte, llegó la definición perfecta de lo que es el fútbol. Todo puede pasar. Abdoulaye Ba, que estaba realizando un buen partido hasta el momento, cometió un error de prebenjamines al realizar un pase horizontal dentro de su área para dejar sólo a Kike García… que perdonó ante Dimitrievski. Acto seguido, contraataque, dejada de RdT para Pozo y golazo a la escuadra.
La segunda mitad comenzó muy diferente al partido. Los de Jémez salieron de vestuarios con la idea clara de no meterse atrás. El Rayo estuvo a punto de subir el segundo al marcador. Sin embargo, el que golpeó fue el Eibar. Centro desde la parte derecha, dejada de Cardona de cabeza y gol de Charles. A partir de ese momento, cada jugador franjirrojo hizo la guerra por su parte.
El Rayo, que había estado firme desde la reanudación, se descompuso. Un buen cambio de orientación bastó para dejar solo a Pedro León, que batió a Dimitrievski por bajo. En 10 minutos, los de Jémez habían tirado la ventaja.
Con esta derrota, el Rayo se hunde en el pozo. Sólo queda rezar por un milagro que parece casi imposible.