DE OTRO PARTIDO
Trejo, la referencia.
En un partido en el que el Rayo tuvo el triunfo, la derrota, el empate, de nuevo la derrota y otra vez el triunfo, Trejo puso las tablas cuando antes pudo marcar frente a un Cifuentes que le dio vida al Cádiz con esa parada descomunal y con alguna otra a tiro de Embarba. En una noche llena de incertidumbres y de errores, la calidad de Trejo asomó del lado rayista y dijo “fútbol” en medio de tanto desconcierto.
EL REMAKE
Sin un nueve que sea nueve.
Volvió Ulloa, que pelea todas. Salta, mete el cuerpo, gana de cabeza y la tira arriba hacia nadie, porque el último siempre es él. Juega con un esquema de doble punta siendo el único punta y el más atrasado de ese hipotético esquema. Viendo la pobre actuación de Álvaro, ¿no sería mejor meter a Andrés Martín de inicio para que acompañe a Leo?
VENTANILLA DE RECLAMACIONES
¿Cambio de objetivo?
Con el Rayo haciendo equilibrio en medio de una tabla muy variable, el sueño del ascenso se está convirtiendo en pesadilla. Tal vez lo mejor sea ponerse como objetivo la permanencia y, de momento, dormir de manera más plácida.
LO QUE SE LLEVA EL OJO
Contra dos rivales.
Otra vez un “pudo haber sido y no fue”. El Rayo volvió a jugar contra el rival y contra sus propios fantasmas: jugadores que llevan camisetas que ponen “Falta de gol”, “Falta de intensidad”, “Balones regalados”, “Fallos defensivos”, “Centros a las gradas”, “Tito”, “Portero que no sale”, “Cambios equivocados”, “Cambios hechos tarde”, “Pases repetidos al contrario” y “Ulloa busca a Ulloa”. Ese es el once frente al que el Rayo se está dejando puntos; es el primer equipo por vencer.
EL DIVÁN
Advíncula, buenas noches, pase usted.
Lo sentimos, Álvaro. Estamos cerrando y Advíncula va primero.
El internacional con Perú debería jugar -al menos algún partido- como para se fije en él un equipo de Primera. Está jugando para que a veces ni se fije en él Jémez. No termina de ser el de los resúmenes de YouTube. Es rápido, pero con el balón es rápido sin efectividad. No centra bien, no desborda. Podría entrar al área con peligro precisamente porque es veloz, pero se muestra como un velocista tímido, correcto. Seguimos esperando a Advíncula. Quizá llegó tan rápido que ni lo notamos.
ENVUELTO PARA REGALO
Dimitriesvki, el blanco y el negro.
Se está afianzando como el continuador de una escuela que ya es identidad del Rayo Vallecano: los habitantes de la portería, los que no salen ni a comprar el pan. Tuvo algunas intervenciones de mérito porque la pelota lo buscó a él, pero con los pies estuvo nulo; sacó pases a los jugadores del Cádiz, que recibieron el balón antes del medio campo y, continuando la filosofía temerosa de Cobeño-Alberto, no salió en varios centros y saques de esquina. Una actuación con claroscuros. Poca cabeza, nada de manos ni pies.
EL NÚMERO 12
Bajaron las temperaturas, sigue el frío.
Presencia de afición, pero ausencia de apoyo.
El fondo volvió a ser una foto del problema entre la grada y la directiva. Las gargantas se desviven contra Presa, no a favor del equipo. Ojalá el problema se solucione y las contradicciones también: en el partido anterior en casa, la grada en un momento se volcó con el equipo. ¿Por qué hoy no?
EN DEFENSA DE…
Pozo, en versión líbero.
La defensa estuvo discreta. Catena mandó una al palo, Saveljich picó piedras contra delanteros molestos y Luna descuidó bastante a Alejo en la banda. Nadie, tampoco Advíncula, sacó de atrás la pelota con criterio. Entonces Comesaña -que tuvo apariciones intermitentes, navideñas, quizá por las fechas que se avecinan – y Pozo fueron los que se pusieron el peto de defensores. Recuperaron, salieron bien con pases largos y con el balón en los pies. Le dieron aire a Trejo, frescura al juego del Rayo. Pozo se movió de manera anárquica, riéndose de la pizarra, de cualquier estrategia. A veces en el azar y no en Paco Jémez se puede encontrar aunque sea un punto.