En todas las casas hay cosas por reparar. Algunas de ellas son abandonadas a su suerte por pereza, otras por falta de tiempo y las más, en ausencia de las anteriores, por carecer de dinero y habilidad para su arreglo. Otras,como mi telefonillo, simplemente no lo tienen, y el uso que hacemos de él causa momentos delirantes.
Se te han olvidado las llaves, llamas y tardan quince segundos en abrir. Cuando pulsan el botón desde arriba no te abre y debes volver a pulsar para que de inmediato te abran. La avería lleva ya tres telefonillos, miles de reparaciones y alguna ITE pasada, pero no hay manera de subir a la primera.
Ver al Rayo Vallecano en Butarque es recordarlo. Es llamar por desidia para no buscar las llaves en los bolsillos y mientras se produce el vodevil de “no me chilles que no te veo” perder el balón,descubrir que Unai Bustinza es Ronaldinho Gaucho disfrazado, Arnaiz fabricante número uno de sotanas en Macedonia del Norte y que pierdes 1-0 en el minuto 3.
Total que, resignado y a punto de sacar las llaves, el telefonillo te abre y empieza a funcionar de golpe.
El Rayo empezó a jugar y pronto a asediar. Hemos visto a la franja superada en muchos partidos pero hay pocos que jueguen mejor que esta escuadra cuando las piezas encajan. Con un delantero más acertado el Rayo hubiera encarado el segundo tiempo con el marcador al menos en tablas pero lo de Qasmi es algo inaudito. Hace un trabajo encomiable pero cuando le cae un balón franco o no llega o lo despeja.
Tras las correcciones del descanso el Leganés pareció equilibrar el envite pero pronto el Rayo volvió a la carga hasta que el telefonillo volvió a sufrir un cortocircuito.
Es sabido que el equipo de Iraola asedia una suerte de escoliosis. Su columna vertebral formada por Dimitrievski, Catena y Álvaro García, los fijos en el once,siempre se tuerce por algún lado, cada día por uno distinto. Hasta hace poco la curva se localizaba en los jugadores de campo. Ayer Dimi confirmó que también ocurre en la portería.
El arquero macedonio se puso a protestar una jugada sin importancia, se encendió, insultó al árbitro en su cara y se ganó la expulsión de manera tan irresponsable como merecida.
Ha sido saber que su selección estará en la Eurocopa y que es fijo en las alineaciones del Rayo y “descuidarse”. No sé si le estarán llegando cantos de sirena para salir en enero,pero en todo caso no creo que esté sea el mejor modo de atraer clubes y su jefe salvo que vea mucho dinero no lo dejará salir.
La expulsión descorazonó al Rayo. La buena noticia es que Luca Zidane cumplió en la portería con nota. La mala que el equipo perdió un efectivo, el único con “maldad” en el campo,y al que se echó en falta un rato después.
Tras ver que el Lega no iba por el segundo, el Rayo volvió a lanzarse al ataque y fruto de la ofensiva llegó la jugada del partido. Dentro de su propia área, Javi Hernández, zaguero pepinero golpea el balón con su mano,ocupando un espacio, separada del cuerpo. Todas las condiciones para que con las normas actuales, el VAR entrara y señalara un penal tan injusto como reglamentario. Con el balón en juego no hubo un Trejo que echara la pelota fuera y empujara a los demás a protestar con educación y convicción al árbitro. Siguió la jugada y todos temimos una mayor desgracia,meter gol, revisión de jugada,penal y fallo pero nada de aquello ocurrió. La candidez de los visitantes en este fútbol pandémico de crónicas anteriores permitió al trencilla vengar el honor mancillado por Dimi y reirse en la cara de los jugadores concediendo un minuto para el pícaro cambio de los locales, tiempo que no fue añadido para frustración visitante.
Total, que el telefonillo sigue escacharrado y así va a ser muy difícil subir. Un drama del día a día.