LA ESCUADRA
Sin ilusión es imposible. Sin calor es imposible. Sin la grada es imposible. Para que el Rayo Vallecano tenga una mínima oportunidad de salvarse la calidad será importante, por supuesto, pero el camino hacia el milagro (porque salvarse sería un milagro, no se engañen)es el corazón y la garra, de eso no tengo duda.
Veo a la afición menos enganchada que otras temporadas. Resignada. Quizá desilusionada. No sé si ha sido la marcha de Míchel para unos o la tardía destitución de la leyenda franjirroja para otros, pero en Vallecas no suenan tambores de remontada. Este domingo eso debe cambiar. Si se baja, que sea con el cuchillo entre los dientes.
“Cuidad las gargantas, porque este domingo las vais a necesitar”
Ahora toca estar con el equipo. Con el equipo y con Jémez. No es momento de quejas ni comunicados. Hay que entender que jamás habrá un jugador o un periodista (me incluyo) que sienta más el club y la franja que los aficionados. Eso no va a pasar. Una vez comprendido eso, a coger la bufanda, la camiseta y la bandera, que el domingo vienen los verdiblancos a Vallecas, y se tienen que ir sin ganas de volver.
Son muchos años ya viendo al Rayito pelear contra gigantes. Viendo fin de semana tras fin de semana a chicos y chicas muy pequeños luchar por la franja en la Ciudad Deportiva. Es imposible no coger cariño a un club y a un barrio que emanan lucha y sacrificio. Toca remangarse y pelear hasta el último punto.
Voy a ser sincero. Si me tuviese que jugar todo mi dinero a si el Rayo se salva o no, lo pondría todo al descenso. Es lo que me dice la razón. Pero otra cosa os digo, estoy deseando que Paco Jémez y sus chicos me den en la boca y me demuestren que estoy equivocado. Hacer posible lo imposible. Buscar el milagro. Está claro que si en algún lugar puede suceder es entre la Avenida de la Albufera y Arroyo del Olivar. Cuidad las gargantas estos días, porque el domingo las vais a necesitar.