El Rayo Vallecano pone rumbo a Segunda División tras un partido en el que estuvo muy desdibujado. El descenso podría confirmarse esta misma jornada si Celta y Girona puntúan.
Todo o nada
Era el día, era el momento. Ganar o morir. Vencer o caer. Tener opciones de seguir con vida, o ver el descenso como una realidad. La tensión se dejaba palpar en las horas previas. La villa del Turia amanecía con una día que invitaba al optimismo, mientras que en el Ciudad de Valencia resonaba la melodía del “Final Countdown”, como cuando retruena en Vallecas cuando el Rayo Vallecano anota gol. ¿Una premonición?
De hecho, volvía RdT a la punta de lanza, y Jémez saltaba al césped granota con el once que venció al Real Madrid. Toda la carne en el asador para lograr la primera victoria que haga soñar con el milagro de la salvación.
Dudas y jarro de agua fría
El partido comenzó con un Rayo Vallecano sereno, pero con dudas. Los primeros compases del choque se vio al equipo de Jémez desdibujado, como fuera de lugar, sin encontrar su sitio en el campo. Errores defensivos, fallas en las marcas, pases mal ejecutados, …, dudas. Parecía que la tensión del momento estaba atenazando a los jugadores. Tuvo el Levante dos ocasiones muy claras en los primeros minutos tras sendos errores defensivos franjirrojos. Parecía que el guión volvía a ser el mismo que en los últimos partidos fuera de casa: otro Rayo distinto al que combate y pelea en Vallecas.
Así fue hasta que llegó el gol de Campaña. Otra jugada difícil de explicar en la retaguardia franjirroja, con rechaces y falta de precisión, ponía el balón en los pies de Campaña quien solo delante de Alberto, fusilaba al meta rayista para poner el 1-0 en el marcador. Corría el minuto 14, y el primer punch era granota.
La tuvo RdT en un mano a mano que Aitor Fernández sacó cual portero de balonmano. Eran los minutos previos al cambio de esquema. Corría el minuto 27 y Jémez daba entrada a Medrán en el partido. Había que hacer algo, dar un golpe en el timón.
Mientras Medrán calentaba en el césped, Embarba ponía suspense al partido con un penalti tan tonto como evidente, derrumba a Morales cuando se disponía a encarar a Alberto. ¿Qué hacía Embarba defendiendo? Otra vez más, se ponía de manifiesto que el equipo seguía desdibujado. Entraba Medrán por Uche, pero en la mente de todo rayista estaba su héroe: Alberto García.
De nuevo, quiso ponerse el disfraz de parapenaltis para devolver la fe al rayismo. Cuánto le has dado a esta hinchada, capitán, y cómo todos empujaron tu pie para detener el lanzamiento de Morales. El partido seguía 1-0 y el Rayo con vida.
Una vida que apenas llegó al descanso. Estaban los dos equipos pensando en la caseta cuando Ruben Vezo remató de cabeza tras saque de esquina para poner el 2-0 en el marcador, y dejar al Rayo con los huesos en la lona.
Sin capacidad de reacción
La segunda parte comenzaba con otro cambio. Paco Jémez daba entrada a Javi Guerra para ir a la desesperada, dejando fuera a Abdoulaye Ba, uno de los que más dudas generó en la primera mitad. Con defensa de tres y dos delanteros, el Rayo quería aferrarse a la Primera tras los dos golpes mortales sufridos en el primer envite e iba a tumba abierta a por el milagro.
Lo intentó el cuadro franjirrojo, que tuvo momentos de posesión y llegada al área de Aitor Fernández, pero parecía más que el Levante había bajado una marcha. Agazapado atrás, esperando que el crono avanzase, con un Javi Guerra activo y voluntarioso, jugando sus mejores minutos de la temporada.
Pudo marcar cualquiera. El Levante también tuvo sus ocasiones, pero en una buena contra rayista, Álvaro García se encontraba un balón en el área para empalar y poner el 2-1. Quedaban 20 minutos y había que activar el milagro de nuevo.
En los últimos minutos, el gol puedo llegar de cualquier lado. Pero fue Jason quien sentenció el choque con el cabezado que ponía el 3-1 en el 86. También hubo tiempo para el VAR, quien apareció en escena para validar el 4-1 de Bardhi en el último minuto de partido.