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El tercer tiempo

No seremos campeones

EL TERCER TIEMPO


Pues sí. Ahora sí. Ya podemos decir, entonar, gritar a los cuatro vientos: ¡somos campeones! Han tenido que transcurrir 94 años de Historia para saborear las mieles de un título de Liga en fútbol profesional. El Rayo Vallecano se ha proclamado campeón de Liga en Segunda División, y retorna a la máxima categoría dos años después del descalabro estrepitoso de Anoeta.

Nunca fuimos los mejores

Todavía sigo retrotrayéndome a la magia del domingo del ascenso en Vallecas. Fueron instantes efímeros, llenos de poder, nostalgia, exaltación, emoción, desasosiego, catarsis, hechizo, …, vivir un ascenso en tu propio estadio, rodeado de los tuyos es algo indescriptible, es una sensación de alegría exultante, que todavía, más de una semana después, los rayistas siguen dejando brotar por su imaginación, y que más de uno, me consta, se acordó de aquellos que no están.

Pero lo más reciente, el partido en Tarragona, dejó esa sensación agridulce. Un partido en cuanto a lo estrictamente deportivo, para borrar y olvidar. No pasó nada (salvo el golazo de chilena que nos cascaron), y sin embargo, pese a la derrota, el Rayo Vallecano salió campeón de Liga. Se alzó con el primer puesto, algo inédito hasta ahora. Ganar la Liga en Segunda División y ascender a Primera, debe ser lo más parecido a ganar una Champions. Esos momento de fascinación que se viven, esa sensación de felicidad absoluta, de abrazos con todo aquel que ha estado a tu lado durante toda la temporada, no se puede explicar.

El hincha del Rayo Vallecano ya sabe, por fin, la sensación que produce ser campeón. Y así, de un plumazo, tiramos por tierra esa canción que tantas veces se ha entonado en la grada de Vallecas: “nunca fuimos los mejores, ale ale, no seremos campeones, …”, pues amigos, habrá que inventar otra letra porque ya sí, podemos sacar pecho y decir que “somos campeones”.

Toca remar en el Olimpo de la Primera División, toca seguir sumando gestas en el navío franjirrojo y apuntar a cotas más altas. El espíritu de un barrio obrero empujará para continuar cosechando logros como este, para subir escalones y pasear el nombre de Vallecas hasta lo más alto del universo. Porque amigos, la magia que tiene Vallecas es única.

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