O al menos eso parece tomando como muestra la vuelta de Paco Jémez al banquillo de Vallecas ante el Betis. En su primer once confió en estos tres jugadores e imagino que en tu estreno, con todas las miradas puestas en ti y en tu decisiones, el técnico canario puso en el campo a los que mejor sensaciones le han transmitido en sus dos semanas al mando.
Tito en búsqueda de una mayor seguridad defensiva y regularidad en detrimento del mayor potencial ofensivo de Advíncula. Medrán como faro y guía para aportar calidad al medio del campo. Escudado por Mario Suárez, de perfil más defensivo, tiene más libertad. Tal vez Jémez piense que Imbula y Suárez juntos es demasiado hormigón para la zona donde más rápido debe ir la pelota. Y Pozo…posiblemente el jugador con más calidad de la plantilla y que el entrenador canario quiere darle bola desde el principio para que sea el factor desequilibrante.
Unos beneficiados y por lo tanto…otros perjudicados. Es lo que tiene el fútbol aunque vuelvo a repetir que aún es pronto y seguro que muchas cosas pueden cambiar. En este caso Imbula, Santi Comesaña y Advíncula son los perjudicados pero por supuesto pelearán por el puesto. No creo que Jémez sea de los de casarse con ninguno de sus jugadores.
Sin embargo, por el momento, y con tan solo un partido de referencia, estas tres principales novedades cuajaron un buen partido ante el Betis. Así lo reflejó el propio Jémez al finalizar el choque y la grada de Vallecas que, a nivel general, le gustó lo que vio sobre el césped y le dio ciertas esperanzas para creer en la salvación.