Apesta a Segunda. Siempre queda la esperanza. En Vallecas nunca se deja de creer. Pero cinco derrotas consecutivas no hay equipo que lo soporte y menos en Primera división. Frente al Girona, el Rayo se jugaba media salvación. Ganar era volver a meter a los catalanes otra vez en el meollo y coger aire en la clasificación, pero no se pudo. Un gol de Stuani en la primera parte a la salida de un córner y otro del uruguayo en la segunda fueron suficientes para doblegar a unos franjirrojos que se hunden sin remedio. Y la semana que viene el Camp Nou.
“En Vallecas se prepara la revolución” canta siempre la afición del Rayo y, frente al Girona, Míchel se lo tomó al pie de la letra. Adiós defensa de tres centrales, Imbula fuera de la convocatoria, Mario Suárez titular, Kakuta dentro de la lista, Advíncula de nuevo al once, Álvaro García de inicio… Revolución con todas las letras.
Al inicio, como si los jugadores de ambos equipos quisieran sumarse a la protesta de los aficionados por los horarios intersemanales, no pasó gran cosa. El Rayo parecía más convencido de lo que hacía, pero sin crear peligro. Las gradas, prácticamente vacías al principio, se fueron llenando y, cuando ya se comenzaron a llenar, empezó lo bueno.
Primero Portu perdonó lo imperdonable, después Stuani reventó el larguero con un trallazo que hizo temblar los cimientos de Vallecas. El Girona había despertado. El partido estaba descontrolado y os catalanes, con la velocidad de sus carriles, estaban perforando la defensa franjirroja una y otra vez con transiciones rapidísimas. Sin embargo fue en un córner (otra vez el balón parado) donde llegó el primero. Stuani, que de rematar saques de esquina sabe un rato, cazó el centro tras un rebote y anotó el 0-1.
El Rayo estaba desubicado. Poco después era Pere Pons el que enviaba el cuero al poste. No pintaba nada bien la noche en Vallecas. Ya en la segunda parte y tras el regreso de Kakuta tras más de cuatro meses desaparecido, el miedo seguía instalado en los vallecanos. La única ocasión de peligro fue un disparo cruzado de Mario Suárez tras una pared con Álvaro. Poco después, un centro de Álex Moreno se paseó por el área pequeña sin encontrar rematador.
Y cuando mejor estaban los locales, la desgracia. A perro flaco todos son pulgas dice el refrán y al Rayo le crecen los enanos. Porfía de Ba con Stuani, el uruguayo que se lleva el balón y el central que le agarra fuera del área. Falta y roja. A la calle. Los vallecanos con uno menos y con el agua al cuello.
Con los de Míchel volcados en ataque y en inferioridad numérica, Stuani mató a la contra con un cabezazo imparable a centro de Porro. El Rayo cae en picado, y el próximo rival es el líder. El Barcelona, en el Camp Nou. El escenario no podía ser peor.